El futuro de la libertad*
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
El futuro de la libertad en Colombia dependerá de la
velocidad con la que se desarrollen dos procesos, a saber:
i)
el de desencantamiento
de la juventud y la clase media que votó por Petro
y
ii)
el de
la corrupción y cooptación de las Fuerzas Militares por el nuevo gobierno.
Si el desencanto cunde más rápidamente y se expresa con
fuerza en las calles, es muy probable que Petro no pueda contar aún con las
Fuerzas Militares para reprimir la protesta y, siempre que no aparezca un
Baduel colombiano, hay chances de que su gobierno no evolucione en un sentido
dictatorial, que Petro termine pareciéndose más a AMLO que a Chávez y que, en
cuatro años o menos, lo tengamos fuera del escenario político por el resto de
sus días.
Si el segundo proceso se desarrolla más rápidamente
que el primero, Petro podrá reprimir sin mayor dificultad, como lo hicieron
Chávez y Maduro, las protestas callejeras que inevitablemente se presentarán.
Las protestas durarán un par de meses, al cabo de los cuales, después de
algunas decenas de jóvenes muertos, centenas de detenidos y dos o tres
comunicados blandengues de las ONG defensoras de los izquierdos humanos, la
situación se estabilizará y caeremos en el sopor de la servidumbre voluntaria
que padece la población de los estados totalitarios de Cuba, Nicaragua y
Venezuela. En este caso, podría instaurarse un gobierno dictatorial duradero.
En el Congreso no encontrará oposición el gobierno de
Petro. Las fuerzas que le acompañan reúnen ya 38-40 senadores: no le resultará
difícil encontrar otros 17-15 para hacer mayoría. Con el poder corruptor del
ejecutivo, es muy probable que alcance una mayoría holgada de 60-70 senadores.
Algo similar ocurrirá en la Cámara de Representantes.
En la Corte Constitucional y el Consejo de Estado domina,
desde hace años, la interpretación valorista y anti-semántica de la ley,
propugnada por el jurista Diego López Medina, cuyo sesgo ideológico
“progresista” es evidente. Allí no encontrará el ejecutivo obstáculo para impulsar
lo “social”, por encima del estado de derecho; por el contrario, más que un
contrapeso, las altas cortes serán un sólido aliado del gobierno en su lucha
por la “justicia social”.
Los gremios han convivido con
sucesivos gobiernos, acomodándose a sus manejos reglamentarios y fiscales, sin
cuestionar evidentes restricciones a la libertad económica. Sus dirigentes no
vacilaban en invitar a sus eventos gremiales a políticos que, como Petro,
prometían acabar con los negocios de sus afiliados. Ahora esos gremios enfrentan
el reto de un presidente enemigo del capitalismo y la actividad empresarial
privada. ¿Estarán a la altura?
Con contadas excepciones, la
prensa tiene una clara orientación hacia la izquierda, tolerada por empresarios
y capitalistas que son dueños o financian con su pauta las cabinas radiales,
los estudios de televisión y las rotativas de la prensa escrita desde donde se
despotrica contra el “capitalismo salvaje”.
No parece pues que el gobierno
de Petro vaya a tener fuertes contrapesos. Es sombrío el futuro de la libertad. Queda la
calle.
LGVA
Febrero de 2024, diciembre de 2022.
* Este artículo, publicado en El Colombiano en
diciembre de 2022, cobra vigencia en virtud de la amenaza del presidente Petro
de recurrir a la movilización de masas en contra de las instituciones. Se publica
sin cambios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario