La
Quebradona: RIP ¿De qué se ríen?
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Los yacimientos carboníferos
de El Cerrejón en La Guajira fueron descubiertos en 1864 por el ingeniero civil
norteamericano John May, quien exploró el territorio por encargo del Gobierno
Nacional. Estudios adelantados, en 1865, por el científico Liborio Zerda de la
Universidad Nacional, encontraron que el mineral de La Guajira superaba en
calidad al de las cinco importantes minas británicas con las que se comparó. En
1883, el propio May, lanzó en Nueva York el “Proyecto de formación de una
compañía americana para la explotación de las minas de carbón de la Goagira y
el Valle de Upar asociada al gobierno de los Estados Unidos de Colombia”. La
propuesta incluía la construcción de una línea férrea y de un puerto[1]. El proyecto naufragó en medio de las disputas políticas de la época. Tuvieron que pasar 100
años para que el sueño de May se hiciera realidad, pero, en el entretanto,
Colombia se perdió los beneficios de la Revolución Industrial.
En virtud de la decisión de la
Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) sobre el proyecto Mina de
Cobre Quebradona, es probable que también Colombia se pierda los beneficios de
la transición energética que aumentará el consumo de metales, entre ellos el
cobre, de manera colosal. En los próximos 25 años la humanidad consumirá 550
millones de toneladas de cobre, la misma cantidad que ha consumido durante toda
su existencia en la tierra[2]. Es dudoso que, después de 18 años esfuerzos y
enormes gastos, la Anglo Gold Ashanti no desista de sus vanos esfuerzos por
invertir y traer desarrollo a un país de locos. Muy seguramente esto
desalentará a cualquier otro inversionista potencial y el cobre colombiano
permanecerá enterrado por cien años o más. Por eso es difícil entender el
regocijo de los ambientalistas, periodistas, políticos y personas de la más
diversa condición que hoy celebran el archivo de la solicitud de licencia
del proyecto. En verdad ¿de qué se ríen?
Resulta también difícil entender
que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) - después de 23 meses
de revisión de un Estudio de Impacto Ambiental gigantesco, consultas a 211
terceros intervinientes interesados y de 174 requerimientos de información
adicional al solicitante - salga con el
cuentazo de que “no es posible emitir una decisión de fondo sobre la solicitud
de licencia” y disponga, en consecuencia, el archivo del proyecto entre otras
razones porque no le pareció bien delimitada el área de influencia, ni adecuada
las medidas propuestas para el manejo de depósitos ni las acciones previstas
para evitar o mitigar la subsidencia.
De las tres decisiones
posibles – otorgamiento de la licencia, rechazo de la solicitud o archivo del trámite
– la única que no podía adoptar la ANLA era la tercera. No puede alegarse que
no se tuviera suficiente información para decidir de fondo. De hecho, las “razones
técnicas” invocadas contradicen la decisión que supuestamente apoyan. Lo del
área de influencia es una tontería: si además de Jericó había que meter a
Támesis y algún otro pueblecillo, es algo intrascendente pues las regalías se
habrían distribuido entre más convidados. En cuanto al problema de los
depósitos y de la subsidencia, no hay sino dos opciones: o las medidas
contempladas en el plan de manejo ambiental (PMA) eran insuficientes, pero
podían mejorarse o, siendo insuficientes, ya no admitían mejora incremental
alguna. En el primer caso, la Autoridad Ambiental habría podido exigir al
solicitante la inclusión de más acciones en su PMA, en el segundo tenía que
negar la licencia.
La de archivo es pues una
decisión pusilánime que, sin asumir la responsabilidad de hundir un proyecto de
gran importancia para el País[3], busca agradar al
fundamentalismo ambientalista – y a los intereses creados que se arropan en él-
que ha trasladado su odio hacia los metales y que, si no lo detenemos, nos devolverá
a la Edad de Piedra.
LGVA
Octubre 2021.
[1] https://revistas.elheraldo.co/latitud/la-pugna-por-el-carbon-de-el-cerrejon-en-el-siglo-xix-87176
[2]
Álvarez, Claudia y otros (2021).
Una estrategia de Minería Verde y Desarrollo Regenerativo para Colombia en
un contexto de transformación global. Working Papers Series - Escuela de
Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad EIA.
[3] Martínez,
Astrid y otros (2021) Proyecto minero Quebradona. Aspectos económicos,
government take y observaciones sobre el EIA. Fedesarrollo, Bogotá. https://www.repository.fedesarrollo.org.co/bitstream/handle/11445/4096/Repor_Enero_2021_Mart%C3%ADnez_Delgado_L%C3%B3pez_y_Uribe.pdf?sequence=3&isAllowed=y
El proyecto no ha sido rechazado en forma definitiva. Hay que estudiar detenidamente el Documento de la AN LA.
ResponderEliminarNunca dije que hubiera sido rechazado, hay que leer bien lo que la gente escribe. El archivo implica que el solicitante debe presentar un nuevo EIA cuya elaboración toma por lo menos un año y en cuyo estudio la ANLA invertirá por lo menos otros dos. Por eso dije lo que dije: la ANLA escurrió el bulto para complacer a los ambientalistas. Si después de eso los de Anglo Gold persisten, los considero mártires de la causa.
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