miércoles, 10 de septiembre de 2014

Liliana Mejía, servidora pública.


Liliana Mejía, servidora pública

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Docente Universidad EAFIT

“Señora muerte que se va llevando todo lo bueno que en nosotros topa...”

Liliana Mejía era grande, fuerte y noble. ¡Bella como una yegua percherona! La conocí en el ambiente de trabajo del sector de agua potable y saneamiento, al que estuvo vinculada durante muchos años. Pasó su vida laboral, o buena parte de ella, en la EAAB, la CRA, la SSPD y el Ministerio; y en todas esas entidades dejó su impronta de funcionaria competente, íntegra y comprometida con el sector, corrijo, con su sector. Porque para Liliana trabajar en el sector de agua potable y saneamiento era algo mucho más que una forma de ganarse la vida. Liliana vibraba y sufría con los temas del agua y el saneamiento. Eran su vida. Siempre que nos encontrábamos me contaba, en ocasiones en forma de queja, sobre lo que estaba pasando en esta o aquella empresa, lo que se estaba gestando en el Ministerio, los avances y retrocesos de la regulación, la actividad o inactividad de la Superintendencia o las barbaridades de algún alto funcionario, tan incompetente como bien recomendado, que llegaba a pontificar sobre el sector prevalido de la experiencia que da el saber abrir el grifo o soltar el sanitario.
 

Liliana pertenecía a la estirpe de servidores públicos sencillos, honestos, trabajadores, comprometidos con la búsqueda del bienestar de la gente, sin palabras altisonantes, lejos de toda retórica, sin reclamar ningún reconocimiento distinto al que da la satisfacción del deber cumplido y el aprecio – que tuvo en abundancia – de sus compañeros de trabajo en el sector. Hay un ficción excesivamente extendida que consiste en creer los logros de las políticas públicas sectoriales son la obra de algún ministro o alto funcionario brillante y providencial. ¡Pamplinas!. Nada de lo bueno que se ha conseguido en los últimos años en el sector de agua potable y saneamiento habría sido posible sin el concurso de decenas y decenas de funcionarios y técnicos como Liliana que durante varias décadas han entregado su energía, su inteligencia y su trabajo – silenciosamente, día a día – a la búsqueda de soluciones a los problemas del sector. Querida Liliana, los avances del sector son tu obra. Y son personas como tú las que hacen que el título de servidor público adquiera significado.

Tuve el gusto inmenso de tenerla entre los alumnos que asistieron a algunos de los cursos de capacitación en regulación y asuntos sectoriales que impartí en Andesco o en la Superintendencia. Allí estaba siempre - en primera fila -atenta, juiciosa, escuchando mis peroratas y guardando un silencio discreto frente a mis equivocaciones que luego, al final de la clase, sin testigos, corregía con sencillez y bondad. Siempre quería saber cosas, me preguntaba asiduamente y me escuchaba con comprometedora atención. Me hacía sentir que mis enseñanzas eran útiles y provechosas y este es al más alto don que puede recibir alguien quien como yo ame la docencia. Me gustaba verla siempre alegre, conversar con ella, oírle sus historias, sentir el afecto de una amistad que me ennoblecía. Gracias Liliana.

LGVA

Septiembre de 2014.

2 comentarios:

  1. La grandeza de Liliana se daba aun más en ese sector de la vida donde nada le podía ser extraño, ni la literatura, ni la música, ni el arte, ni la ciencia y así era ese integral, multidimensional que discurría por el mundo como discurre el agua por el aire , por el suelo, por el agua, sin dejarse atrapar.

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  2. Así es Oscar, era un ser maravilloso en toda la dimensión.

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