¡A saco con las Cajas!
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Las Cajas de Compensación Familiar tienen activos por
más de 25 billones de pesos, anualmente venden bienes y servicios por una suma
similar y reciben unos 9 billones de aportes de los empresarios. Las
Cajas se crearon en los años 50 por los empresarios de entonces, “responsabilidad
social empresarial” antes de la letra. Se llamaron “cajas” porque su propósito
era recaudar un recargo sobre la nómina para distribuirlo entre los
trabajadores de menores salarios.
A medida que la economía
crecía, e l aumento de la productividad fue llevando a la elevación de los
salarios y a la reducción relativa de la fuerza laboral que podía beneficiarse
del subsidio monetario. Fue así como las cajas, en particular las de las
grandes ciudades, empezaron a tener excedentes cada vez más grandes que sus
administradores invirtieron en las más variadas actividades y servicios para
sus afiliados y el público en general.
El crecimiento de los ingresos
de las Cajas y su creciente capitalización atrajeron la atención de sucesivos
gobiernos que produjeron legislación para regular al uso de los aportes, dando
prioridad a la vivienda y la educación. Pero en general se ha respetado el
hecho de que los recursos de las Cajas no son del Gobierno sino de los empresarios
y trabajadores, cuyos representantes integran los concejos directivos.
Aunque en algunas Cajas,
especialmente las pequeñas, se han presentado casos, el conjunto del Sistema de
Compensación Familiar ha estado libre de los grandes escándalos de corrupción y
desgreño administrativo característicos de las empresas del estado.
Muchas cosas pueden hacerse
para mejorar el desempeño del Sistema de Compensación Familiar, pero claramente
una de ellas no es entregar su administración al Gobierno Nacional. Es aterrador
pensar en la llegada a sus cargos directivos de los representantes de la clase
política, de lo peor de la clase política, que es la que acompaña a este
gobierno. Pronto el sistema quedará convertido en coto de caza de los peores
corruptos.
La toma de COMFENALCO ANTIOQUIA
por la Superintendencia de Subsidio Familiar no tiene ninguna justificación. La
Caja es sólida patrimonialmente, solvente y líquida y estaba desarrollando su
objeto social regularmente. Los recursos de la liquidación del negocio de salud
se han manejado bien, pagando ordenadamente todas las obligaciones. Es
escandaloso que COMFENALACO haya sido intervenida porque al superintendente,
señor Pérez Casas, le parece que hay una “simbiosis” entre los administradores
de la fiducia y los miembros del Concejo Directivo.
Según revela investigación de
la Revista Semana, ese señor Pérez, investigado por la Procuraduría por
nombramientos irregulares, está manejado, como si fuera su negocio familiar, la
Caja de Compensación de Córdoba, intervenida desde el año pasado, ordenando
nombramientos y pidiendo aportes millonarios a los directivos.
COMFENALCO ANTIOQUIA es la
sexta caja del País y la segunda del Departamento, después de COMFAMA. Su
intervención, justamente en este momento electoral, para ponerla en manos de un
personaje inescrupuloso como el señor Pérez Casas, férreo militante de la izquierda
totalitaria, debería prender las alarmas de las autoridades electorales, las
entidades de control y hasta de la sesgada MOE.
Extraña el silencio de los
directivos de la demás Cajas y de su agremiación ASOCAJAS. Deberían entender
que ante un gobierno como este la pusilanimidad no es buena política, máxime
cuando el señor Pérez Casas está anunciando una reforma del sistema. ¡Qué Dios
los coja confesados!
LGVA
Septiembre de 2023.