La desaparición de El Mundo
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Duele la desaparición de El Mundo, después de más de
40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad
de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso
a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su
esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias
nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin
sustituirlos por nada mejor.
La prensa impresa, que resistió los embates de la
radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los
diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos
y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia,
“lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor
informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.
Estas dos fueron las características señeras de El
Mundo que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto
siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don
Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija
Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.
El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario,
más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la
defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en
una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue
también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de
empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial
que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.
Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido
Liberal, el liberalismo de El Mundo de los últimos años perdió su matiz
partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores
de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a
las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.
Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus
cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de
la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización
criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas
votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.
Su reconocimiento de la iniciativa privada como
fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó
recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía
acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.
Pero quizás la más firme posición de El Mundo en los
últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su
misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el
gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está
incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva
su razón de ser.
Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi
actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el
periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que
escribir en El Mundo sería un honor.
Hace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, El
Mundo acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer
parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don
Guillermo.
LGVA
Agosto de 2020.
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