Lección
VII
Adam
Smith y el nacimiento de la economía política
Luis
Guillermo Vélez Álvarez.
Economista,
Docente Universidad EAFIT.
1
Adam Smith nace en
Kirkcaldy, Escocia, en 1723, y muere en Edimburgo, en 1790, a la edad de 67
años. Después de concluida su educación básica en su pueblo natal, estudia 3
años en la Universidad de Glasgow, donde recibe la enseñanza de Francis
Hutcheson (1694-1746), filósofo irlandés reconocido como el padre de la Ilustración
Escocesa. Posteriormente estudia en Oxford y después de siete años vuelve a
Escocia para ocupar la cátedra de filosofía moral en
las universidades de Edimburgo y Glasgow, ejerciendo como docente durante 12
años. En 1763, es designado tutor del Duque de Buccleuch, lo que le permite
viajar durante 3 años por Suiza y Francia. En este país conoce a Quesnay,
Turgot, Voltaire y a otros pensadores de la ilustración y se familiariza con
sus obras. A su regreso a Escocia se consagra a la redacción de su obra La Riqueza de las Naciones, a la que le
dedicará 12 años. En vida, Smith publicó
dos obras: La teoría de los Sentimientos
Morales, en 1759, y La Riqueza de la
Naciones, en 1776. Postumamente se publicaron: Essays on Philosophical Subjects, en
1795; Lectures on Justice, Police, Revenue, and Arms, en 1896, y Lectures on Rhetoric and Belles Lettres, en 1963. En 1976, con ocasión del segundo centenario de La
Riqueza de la Naciones se publicó la Glasgow Edition of the Works and
Correspondence of Adam Smith (Oxford University Press, 1976-83).
2
Empecemos por el principio:
“El trabajo anual de cada nación es
el fondo que en principio la provee de todas las cosas necesarias y
convenientes para la para la vida y que anualmente consume el país. Dicho fondo
se integra siempre con el producto inmediato del trabajo, o con lo que mediante
dicho producto se compra de otras naciones. De acuerdo con ello, como este
producto o lo que con él se adquiera, guarda una proporción mayor o menor con
el número de quienes la consumen, la nación estará mejor o peor surtida de las
cosas necesarias y convenientes para apetecidas. Ahora bien, esta proporción se
regula en toda nación por dos circunstancias diferentes: la primera, por la
aptitud, destreza y sensatez con que generalmente se ejercita el trabajo, y la
segunda, por la proporción entre el número de los empleados en una labor útil y
aquellos que no lo están”
Hay varias cosas para destacar:
Una definición de riqueza que contrasta con la visión mercantilista. La
riqueza es el flujo anual de producción de la nación en relación con el número sus
habitantes. La riqueza de la nación no es el tesoro del estado, ni sus rentas,
como pensaban los mercantilistas. “Conviene que el Príncipe sea rico y sus
súbditos pobres” escribió Maquiavelo. A esta concepción se opone Smith. La
riqueza de la nación es la riqueza de los individuos que la conforman. Más
adelante, en el capítulo 8 sobre los salarios escribe lo siguiente:
“Los criados, los trabajadores y los
operarios de todas las categorías constituyen la mayoría de toda sociedad
política de importancia. En consecuencia, no puede ser perjudicial para el todo
social lo que aprovecha a la mayor parte de sus componentes. Ninguna sociedad
puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y
miserables. Es, por añadidura, equitativo que quienes alimentan, visten y
albergan al pueblo entero participen de tal modo en el producto de su propia
labor que ellos también se encuentren razonablemente alimentados, vestidos y
alojados”.
Esa riqueza, es decir, la proporción entre el producto anual (P) y el
número de habitantes (H) depende de la “la aptitud, destreza y sensatez” con la
que se ejercita el trabajo, es decir, productividad del trabajo (T) y de la
proporción entre trabajadores (T) y no trabajadores (NT). Esto puede expresarse en la ecuación 1, donde
las derivadas parciales son positivas.
P/H = f (P/T;
T/NT) (1)
Escribe Smith: “La abundancia o escasez de esa provisión
depende más, al aparecer, de la primera que de la segunda de dichas condiciones”.
Es decir, de la productividad del trabajo, más que de la tasa de ocupación.
Ahora bien, el incremento en la
productividad o, como dice Smith, el “progreso en las facultades productivas
del trabajo” depende de la división del trabajo. Este es el tema del primer
capítulo del libro I.
Leemos más adelante:
“Cualquiera
sea el nivel de aptitud, destreza y sensatez con el que el trabajo se ejercita
en una nación, la abundancia o escasez de su abastecimiento anual dependerá,
mientras exista tal nivel, de la proporción entre el número de quienes
anualmente se emplean en una labor útil y el de quienes no lo están de esta
manera. El número de obreros útiles y productivos, como veremos más adelante,
se halla siempre en proporción a la cantidad empleada en darles ocupación y al
manera particular como éste se emplea”
De acuerdo con lo anterior queda
claro que uno de los temas fundamentales de la obra es la acumulación del capital
pues de ésta depende el empleo productivo. El esquema analítico de La Riqueza
de la Naciones se presenta en el Gráfico 1.
Gráfico 1
Libro 1.
De las causas del progreso en las facultades productivas del trabajo y del modo
como su producto se distribuye naturalmente entre las diferentes clases del
pueblo. Una vez establecida en el capítulo 1 la forma en que la división del
trabajo eleva la productividad, el estudio se centra en la distribución del
producto para lo cual, por tratarse de una sociedad mercantil, es preciso
comenzar por la teoría del valor o de los precios. Lo fundamental es establecer
las leyes que rigen la formación del salario, el beneficio y la renta.
Libro 2. Sobre
la naturaleza, acumulación y empleo del capital. Aquí se
introducen los conceptos de capital fijo y capital circulante y los de trabajo
productivo e improductivo. Hay una larga digresión histórica sobre el dinero y
un capítulo teórico sobre el interés.
Libro 3. De
los diferentes progresos de la opulencia en las distintas naciones. Es el más
corto de todos y básicamente se trata de una digresión histórica sobre la
acumulación de capital en diversos países de Europa. No aporta mucho desde el
punto de vista de la teoría.
Libro 4.
De los sistemas de economía política. Aquí es Smith se ocupa de la
crítica de las teorías económicas de su tiempo, en particular, de la
fisiocracia y del mercantilismo.
Libro 5. De
los ingresos del Soberano o de la República. Contiene la teoría clásica del
estado: su origen, sus funciones y la financiación. En este libro Smith
establece las condiciones institucionales requeridas para el funcionamiento del
mercado libre y competitivo cuya teoría se ha desarrollado en el libro 1.
3
La
división del trabajo y la productividad. “El
progreso más importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte
de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se aplica o dirige por doquier,
parecen ser consecuencia de la división de trabajo”. Con esta
palabra empieza el capítulo 1 de La Riqueza de la Naciones. La especialización
eleva la productividad del trabajo. Son tres las razones por las que ello ocurre:
1. La
especialización hace que el trabajador adquiera mayor destreza lo cual aumenta la cantidad producida por unidad de
tiempo.
2. Ahorro de
tiempo que se pierde al pasar de una clase de operación a otra.
3. Introducción
de mejoras e innovaciones en los procesos de producción.
Observación.
En su
ejemplo de la fábrica de alfileres, que le sirve para ilustrar el efecto de la
división del trabajo sobre la productividad, Smith se está refiriendo a lo que
posteriormente se denominará “División Técnica de Trabajo”. Esta es ciertamente
de gran importancia y es un rasgo característico de la economía industrial y de
la economía moderna. Sin embargo, la que es relevante desde el punto de vista
de la teoría es la que Marx denominará “División Social del Trabajo”, es decir,
la especialización en diferentes actividades o ramas de producción que da lugar
al intercambio. Naturalmente, es en esta última en la que está pensando Adam
Smith.
Origen de
la división del trabajo. Este es el tema del capítulo 2 que empieza de la
siguiente forma:
“Esta
división del trabajo, que tantas ventajas reporta, no es en su origen efecto de
la sabiduría humana, que prevé y se propone alcanzar aquella general opulencia
que de ella se deriva. Es la consecuencia gradual, necesaria aunque lenta, de
una cierta propensión de la naturaleza humana que no aspira a una utilidad tan
grande: la propensión a cambiar, a permutar, cambiar o negociar una cosa por
otra”
Dos observaciones:
·
Nadie se inventó, por así decirlo, la división del
trabajo previendo sus enormes beneficios. Es un resultado de la interacción
social. Aquí hay un concepto importante, central en el pensamiento de Smith: es
la idea según la cual la interacción social produce resultados no esperados ni
buscados por ningún agente en particular.
·
La propensión a cambiar es un rasgo de la
naturaleza humana y por tanto, un postulado de la teoría. El origen de esa
“propensión” puede eventualmente explicarse desde otro disciplina, pero no es
un problema de la economía.
La especialización parece ser el
resultado espontáneo y natural de la diferencias en la habilidades y
propensiones de los individuos. Se ahonda como consecuencia del interés
individual. Se lee:
“En una
tribu de cazadores o pastores un individuo, pongamos por caso, hace las flechas
o los arcos con mayor presteza y habilidad que los otros. Con frecuencia los
cambia por ganado o por caza con sus compañeros y encuentra, al fin, que por
este procedimiento consigue una mayor cantidad de las dos cosas que si el mismo
hubiera salido al campo por su captura. Es así cómo, siguiendo su propio
interés, se dedica a casi exclusivamente a hacer arcos y flechas,
convirtiéndose en una especie de armero. Otro destaca en la construcción del
andamiaje y del techado de sus pobres chozas o tiendas, y así se acostumbra a
ser útil a sus vecinos que le recompensan igualmente con ganado o caza, hasta
que encuentra ventajoso dedicarse por completo a esa ocupación, convirtiéndose
en una especie de carpintero constructor.
Parejamente otro se hace herrero o calderero, el de más allá curte o
trabaja pieles, indumentaria habitual de los salvajes. De esta suerte, la
certidumbre de poder cambiar el exceso del producto de sus propio trabajo,
después de satisfechas sus necesidades, por parte del producto ajeno que necesita, induce al hombre a dedicarse a
una sola ocupación, cultivando y perfeccionando el talento o el ingenio que
posea para cierta especie de labores”
Este es un párrafo fundamental.
Puede interpretarse como un planteamiento teórico del surgimiento de la
especialización a partir de los individuos aislados. Es una cuestión análoga a
la forma como la ciencia política explica, desde Hobbes, el surgimiento de la
sociedad política.
El punto de partida son los
individuos aislados que se especializan buscando su propio beneficio. ¿Y cuál
es ese beneficio?. Naturalmente, tener a su disposición una mayor cantidad de
bienes que la que tenía antes de la especialización. Esto significa que el
individuo debe conocer las condiciones técnicas de producción antes y después
de la especialización. Pero además de conocer esas condiciones técnicas, el
individuo debe tener la seguridad de que puede cambiar el excedente sobre su
propio consumo del producto en el que se especializa, pues de otra forma incurriría
en una pérdida. ¿Y cómo adquiere el individuo esos conocimientos?. No lo
sabemos, son postulados de la teoría: “un
individuo, pongamos por caso, hace las flechas o los arcos con mayor presteza y
habilidad que los otros”, escribe Adam Smith. Y más adelante: “…la certidumbre de poder cambiar el exceso
del producto de su propio trabajo una vez satisfechas sus necesidades, por una
parte del producto ajeno que necesita, induce al hombre a dedicarse a una sola
ocupación, cultivando y perfeccionando el talento o el ingenio que posea para
cierta especie de labor”
Son pues dos la hipótesis que
deben formularse para plantear el problema de la especialización de individuos
previamente aislados:
H1: Conocimiento de las
condiciones técnicas de la producción antes y después de la especialización.
H2: Certeza de poder cambiar el
excedente por encima de su propio consumo del producto en el que se
especializa.
Veamos el caso de 2 individuos (A
y B) y dos bienes (X y Y). Las funciones
de producción antes y después de la especialización son las presentadas en la
tabla 1.
Tabla 1
Pero no basta que los agentes
tengan la certeza de intercambiar sus excedentes; es necesario que lo hagan a determinados
precios. Si A se especializa en X y cambia su excedente de 6 unidades de X por
una unidad de Y saldría perdiendo con la especialización y el intercambio pues
tendría 1 de Y, frente a 2 que tenía antes de la especialización. ¿Cuáles son
esos precios?
Para A la especialización y el
intercambio resultan beneficiosos si y solo si:
ΔX*Px ≥ 2y*Py es decir si Py/Px ≤ ΔX/2y
Para B lo serán si y solo si:
ΔY*Px ≥ 2x*Px es decir
si Py/Px
≥ 2x/ ΔY
Por lo tanto, la razón de
intercambio debe estar en el siguiente intervalo:
2x/ ΔY
≤ Py/Px
≤ ΔX/2y
Con ΔX = 6, ΔY = 4 y Px = 1, la razón de intercambio
sería:
0.5 ≤ Py/Px ≤ 3
En el caso de dos agentes y dos
bienes el sólo conocimiento de las técnicas de producción permite llegar a una
razón de intercambio que resulta beneficiosa para ambos agentes.
Ahora bien, ¿qué ocurre en el
caso de tres o más agentes?
La tabla 2 muestra las funciones
de producción de tres agentes antes y después de la especialización.
Tabla 2
Se cumplen las condiciones que
posibilitan la especialización, a saber:
ΔXa > Xb + Xc 10 > 2 + 2
ΔYb > Ya + Yc 10 > 4 + 4
ΔZc > Za+ Zb 8 > 2 + 4
Donde Xb, Xc, Ya, Yc, Za, Zb son las cantidades producidas antes de la
especialización y los Δ las cantidades
adicionales a su propio consumo producidas por cada agente.
Por otra parte, la certeza de que
cada agente podrá cambiar el exceso de producción sobre su propio consumo
implica que:
ΔXa = xb + xc
ΔYb = ya + yc
ΔZc = za+ zb
Donde xb, xc, ya, yc,
za, zb son las cantidades compradas de cada bien. Es decir, el exceso de
la producción de cada agente sobre su propio consumo es igual a las cantidades
compradas de ese bien por los otros dos agentes.
De acuerdo con lo anterior,
pueden plantearse las siguientes ecuaciones de intercambio:
ΔXPx = yaPy + zaPz
ΔYPy = xbPx + zbPz
ΔZPz = xcPx+ ycPy
El valor de lo que vende cada
agente es necesariamente igual al valor de lo que compra. Claramente una
ecuación puede deducirse de las otras dos. Por ello el sistema se reduce a:
ΔXPx
= yaPy + zaPz
ΔYPy
= xbPx + zbPz
Py = 1
Las cantidades ΔX y ΔY son conocidas. Si tomamos Py como
numerario, quedarían 6 incógnitas (ya, za, xb, zb, Pz, Px) y sólo tres
ecuaciones. Por tanto, el sistema es indeterminado. Este sistema tiene solución
si y solo si las cantidades intercambiadas son conocidas antes del cambio. Pero
conocer las cantidades intercambiadas equivale a conocer los precios. Esto
implica que los agentes conozcan la regla de formación del valor de cambio.
La conclusión que resulta de ello
es la siguiente: sólo en el caso particular de dos agentes y dos bienes es
posible deducir la especialización de los individuos previamente aislados a
partir de las hipótesis planteadas: conocimiento por cada individuo de las
técnicas de producción antes y después de la especialización y la certeza de
poder cambiar el excedente de su producción una vez se ha especializado. En el
caso de más de 3 bienes y tres individuos es necesario además que exista una
regla de formación del valor de cambio y que los agentes las conozcan. Este
será el tema que Smith abordará en el capítulo 6. Pero antes se ocupa de desarrollar
ciertas ideas necesarias para la comprensión de la que allí planteará.
4
El capítulo 3 empieza de la
siguiente manera:
“Así como
la facultad de cambiar motiva la división del trabajo, la amplitud de esta
división se halla limitada por la extensión de aquella facultad o, dicho en
otras palabras, por la extensión del mercado. Cuando éste es muy pequeño, nadie
se anima a dedicarse por entero a una ocupación por falta de capacidad para
cambiar el sobrante del producto de su trabajo, en exceso de su propio consumo,
por la parte que necesita de los resultados de la labor de otros”
Siguen después una serie de
referencias históricas que ilustran el avance de la división del trabajo. Mucho
más adelante señalará que en la economía capitalista
el aumento de la división del trabajo estará determinado por la acumulación de
capital:
“…la
misma causa que hace subir los salarios – el aumento de capital – tiende a
incrementar las facultades productivas y hace que una cantidad más pequeña de
trabajo de trabajo produzca mayor cantidad de obra. El dueño del capital, que
emplea un gran número de obreros, procura por su propia ventaja hacer una
distribución y división de ocupaciones que le procure la mayor cantidad de obra
posible. Por la misma razón, procura adquirir la mejor maquinaria que tanto él
como sus operarios consideren necesaria. Mas este fenómeno, que se advierte entre los trabajadores de una
manufactura se extiende, por la misma razón, a cuantos forman parte de una gran
sociedad”.
5
El capítulo 4 está dedicado al
origen y uso de la moneda. Allí expone la visión canónica del tema ya presente
en muchos otros autores anteriores. Puede resumirse en los siguientes puntos:
·
La moneda surge para superar el inconveniente del
trueque: la coincidencia de necesidades.
“Cuando
comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad de cambio se vio
con frecuencia cohibida y entorpecida en sus operaciones. Es de suponer que un
hombre tuviera de una mercancía más de lo que necesitaba, en tanto que otro disponía
de menos. El primero, en consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse del
sobrante, y el segundo, a adquirir una parte de ese exceso. Mas si acontecía
que este último no contaba con nada de lo que el primero había menester, el
cambio entre ellos no podía tener lugar”
·
La moneda es una mercancía aceptada por todos o la
mayoría de los cambistas.
“A fin de
evitar inconvenientes de esta naturaleza, todo hombre razonable, en cualquier
período de la sociedad, después de establecida la división del trabajo, procuró
manejar sus negocios de tal forma que en todo tiempo pudiera disponer, además
de los productos de su propia actividad, de una cierta cantidad de cualquier
otra mercancía, que a su juicio escasas personas serían capaces de rechazar a
cambio de los productos de su respectivo esfuerzo”.
·
Los metales preciosos tienen propiedades naturales
que los hacen más aptos para servir de moneda que cualquier otra mercancía.
“…en
todos los países resolvieron los hombres, por diversas razones incontrovertibles,
dar preferencia para este uso a los metales, sobre todas las demás mercancías.
Éstos no sólo se conservan con menos pérdidas que cualquier otro artículo, pues
contadas cosas son menos perecederas, sino que, además, se pueden dividir sin
menoscabo en las partes que se quiera, o fundir de nuevo en una sola masa,
cualidad que no poseen otras mercancías igualmente durables. Es precisamente
esta propiedad la que los convierte en instrumentos aptos para la circulación y
el comercio”
Posteriormente explica el la
aparición de la acuñación:
“La
dificultades e inconvenientes de pesar con exactitud dichos metales dieron
origen a la técnica de la acuñación. Las improntas que cubrían ambos lados de
la pieza y, a veces, los bordes, se proponían atestiguar no sólo la finura sino
el peso del metal”.
Cuenta también cómo la acuñación
se convirtió en un atributo del poder político y señala que:
“A mi
modo de ver, en todos los países del mundo la avaricia e injusticia de los
príncipes y estados soberanos abusaron de la confianza de los súbditos,
disminuyendo grandemente la cantidad real de metal que originariamente deberían
contener las monedas”
Esta es una alusión a lo que ha
debido ser una práctica corriente de los estados en la acuñación de la moneda
metálica para tratar de proveerse de ingresos adicionales.
Más adelante tratará el tema del
papel moneda, que estaba surgiendo en la época, y señala:
“Todo el
papel moneda, representado por cualquier clase de efectos, que circula
libremente en un país, no puede ni debe
exceder el valor del oro y la plata cuyo lugar ocupa o que si circularía en él
– suponiendo que el volumen de comercio es el mismo – si no hubiera aquella
clase de dinero”
De lo dicho deben destacarse lo
siguiente:
La moneda es una mercancía y por
tanto su valor está regido por las mismas reglas de valor de cambio que las
demás mercancías. La acuñación y el papel moneda son mejoramientos técnicos de
la circulación monetaria. El oro y la plata tienen propiedades naturales que
los hacen adecuados para ser moneda, es decir, para ser medio de cambio
generalmente aceptado. Lo que determina finalmente el valor de la moneda de oro
o plata es su mayor o menor dificultad de producción. Señala Smith:
“El oro y
la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor, unas veces son más caros,
y otras más baratos; una veces son más fáciles, y otras, más difíciles de
adquirir. La cantidad de trabajo que una determinada cantidad de esos metales
puede adquirir o de la cual permite disponer, o la cantidad de otros bienes que
se pueden adquirir o de los cuales se puede disponer por su mediación, depende,
en todo caso, de la abundancia o escaso rendimiento de las minas que se
conozcan en el momento en que dichos cambios se efectúan. El descubrimiento de
las ricas minas de América redujo el valor del oro y de la plata, en el siglo
XVI, a casi una tercera parte de su valor anterior. En la medida en que cuesta
menos trabajo llevar esos metales de la mina al mercado, es menor el trabajo de
otra especie que con ellos se puede adquirir; y aun cuando dicha revolución en
el valor de los metales nobles has sido quizá las más grande, no es, sin
embargo, la única de que guarda recuerdo la Historia. Ahora bien, de la misma
manera que una medida que estuviese siempre cambiando su longitud como el pie
natural, el palmo o el brazo, no podría ser una medida exacta de otras cosas,
así una mercancía que varíe continuamente su propio valor, nunca podrá ser
medida exacta del valor de otros artículos”.
Esta consideración es lo que
lleva a Smith a introducir la distinción entre precio real y precio nominal de
las mercancías. Por la razón indicada, el dinero no es una medida adecuada del
valor aunque se la medida utilizada corrientemente por los agentes.
6
La cuestión de precio real es
abordada en el capítulo 5.
“Todo
hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas
necesarias, convenientes y gratas para la vida. Pero una vez establecida la
división del trabajo, es sólo una pequeña parte la que se puede procurar con el
esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo
de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo
ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir. En
consecuencia, el valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y que no
piense usarlo o consumirlo, sino cambiarlo por otros, es igual a la cantidad de
trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer por mediación suya. El
trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase
de bienes”.
Es decir:
·
La riqueza del individuo depende de la cantidad del
trabajo de otros que pueda comprar o comandar.
·
El valor de un bien depende de la cantidad de
trabajo que con él se puede comprar o comandar.
Por tanto, la relación de cambio
de los bienes “X” y “Y” puede expresarse de la siguiente forma:
Px/Py =
Trabajo comandado por X/Trabajo comandado por Y (1)
Veamos ahora lo que ocurre, en lo
que Smith denomina “el estado primitivo
y rudo de la sociedad que precede a la acumulación del capital y a la
apropiación de la tierra”. Es decir, esa sociedad de cazadores y pescadores
libres, dueños de sus instrumentos de trabajo y que pueden disponer sin
restricciones de la tierra.
“En ese
estado de cosas el producto íntegro del trabajo pertenece al trabajador, y la
cantidad de trabajo comúnmente empleado en adquirir o producir una mercancía es
la única circunstancia que puede regular la cantidad de trabajo ajeno que con
ella se puede adquirir, permutar o disponer”
Esta frase significa que el
individuo conoce la regla del valor de cambio y esa regla consiste en el
trabajo “comúnmente” empleado en producir la mercancía. Tomemos el caso de un
individuo que trabaja 8 horas diarias y que las distribuye en la producción de
los bienes X, Y y Z en la forma y con los resultados que se muestran en la
tabla 3.
Tabla 3
El individuo sabe que si se especializa en la producción de X su productividad se duplica. Es
decir con las 8 horas de trabajo podrá obtener 32 unidades. Descontando el
consumo propio de 8 unidades, le queda un sobre-producto intercambiable de 24
unidades. Como la cantidad de trabajo propio invertido es la que determina la
cantidad de trabajo ajeno que puede comprar, las 24 unidades le deben permitir
adquirir 6 horas de trabajo de otros. La regla del valor de cambio, en la
sociedad primitiva, es por lo tanto, la siguiente:
Px/Py = Trabajo
empleado en X/Trabajo empleado en Y
=
Trabajo
comandado por X/Trabajo comandado por Y (2)
El punto de partida es el
individuo y su propio producto. Enfrenta el problema de la valoración de los
bienes en términos de trabajo. Él debe establecer una correspondencia entre los
bienes físicos y la cantidad de trabajo. Para ello es necesario que se cumplan
dos condiciones:
Primera. Que el
individuo pueda distinguir entre todas las actividades de la vida corriente
aquellas que son trabajo de aquellas que no lo son. ¿Cómo lo hace?. Smith da
algunas indicaciones:
“Iguales
cantidades de trabajo, en todos los tiempos y lugares, tienen, según se dice,
el mismo valor para el trabajador. Presuponiendo un estado de salud, de fuerza
y de temperamento, de aptitud y destreza, ha de sacrificar siempre la misma
proporción de comodidad, de libertad y de felicidad”.
Trabajo es entonces el sacrificio
de comodidad, libertad y felicidad. Se trata evidentemente de un criterio
completamente subjetivo. En la sociedad actual, trabajo es toda actividad
remunerada. Este es un criterio objetivo.
Segunda. Admitiendo
que el individuo pueda distinguir entre lo que es trabajo y aquello que no lo es;
se plantea el problema de poder reducir el conjunto diverso de actividades
consideradas como laborales o distintas clases de trabajo a una especie de
trabajo homogéneo. El individuo no puede saber si es más o menos productivo
comparando cantidades físicas de objetos heterogéneos. Smith es consciente de
ese problema:
“Con
frecuencia es difícil averiguar la relación proporcional que existe entre dos
diferentes clases de trabajo. El tiempo que se gasta en dos diferentes clases
de tarea no siempre determina de una manera exclusiva esa proporción. Han de
tomarse los grados diversos de fatiga y de ingenio. Una hora de trabajo penoso
contiene a veces más esfuerzo que dos horas de trabajo de una labor fácil, y
más trabajo, también, la aplicación de una hora de trabajo en una profesión
cuyo aprendizaje requiere el trabajo de diez años, que un mes de una actividad
en una labro ordinaria y de fácil ejecución. Mas no es fácil hallar una medida
idónea del ingenio y del esfuerzo”
Cuando existe el trabajo
asalariado podemos naturalmente deducir las relaciones entre las diversas
clases de trabajo. Así podemos decir que una hora de trabajo del ingeniero que
gana 15 veces el salario mínimo equivale a 15 horas de trabajo de un trabajador
no especializado que gana ese mínimo. Pero suponer la existencia de trabajo
asalariado implica suprimir el problema planteado cual es la determinación del
valor por la cantidad de trabajo incorporado.
El trabajo solo puede medir el
valor de cambio si es homogéneo. Si en principio el trabajo no es homogéneo
debe convertirse en homogéneo. ¿Cómo se convierte el trabajo diverso en algo
homogéneo?. En el mercado, en el intercambio. El mercado tiene como condición
la equivalencia del valor, es decir, la confrontación de cantidades iguales de
trabajo homogéneo y al mismo tiempo es el medio por el cual los trabajos
diferentes se homogenizan.
Este es exactamente el mismo
problema que encuentra Marx:
“… de
aquí surge una nueva dificultad: de una parte las mercancías deben entrar en el
proceso de cambio como tiempo de trabajo general materializado y de otra parte
la materialización del tiempo de trabajo de los individuos como tiempo de
trabajo general es ella misma el resultado del proceso de cambio”
En otras palabras, la reducción
de los trabajos diversos a cantidades de trabajo homogéneo es a la vez la
condición y el resultado del intercambio.
Conclusión:
Si el trabajo privado no es
directamente social el problema de la especialización no tiene respuesta. Los
individuos aislados no pueden decidir si especializarse les es conveniente o
no. Si el individuo aislado no tiene idea de la fijación de precios, no puede
decidir se debe especializarse o no, pues no puede saber cuál es su interés. Es
necesario que el individuo sepa que vendiendo su sobre-producto, el precio será
tal que le permitirá comprar por lo menos tanto como aquello a lo que renuncia
al especializarse. La regla del valor de cambio de la ecuación (2) le permite
resolver esa dificultad con la condición de que la evaluación que él hace sea aceptada
por los otros. Es decir, que su evaluación individual sea directamente una
evaluación social. En otras palabras, hay que suponer la existencia de la
división del trabajo y del intercambio.
7
Tan pronto como el capital se
acumula y la tierra es apropiada privadamente, la regla del valor de cambio se
modifica sustancialmente.
“En estas
condiciones el producto íntegro del trabajo no siempre pertenece al trabajador;
ha de compartirlo, en la mayor parte de los casos, con el propietario del
capital que lo emplea. La cantidad de trabajo que se gasta comúnmente en
adquirir o producir una mercancía no es la una circunstancia que regula la
cantidad susceptible de adquirirse con ella, permutarse o cambiarse.
Evidentemente, hay una cantidad adicional que corresponde a los beneficios del
capital empleado en adelantar los salarios y suministrar los materiales de la
empresa. Desde el momento que las tierras de un país se convierten en propiedad
privada de los terratenientes, éstos, como todos los hombres, desean cosechar
donde nunca sembraron, y exigen una renta hasta pro el producto natural del
suelo”
Llegamos pues a lo que algunos
autores llaman la teoría de los componentes del precio. En efecto, el producto
no se distribuye en especie entre el trabajador, el capitalista y el
terrateniente. Lo que se distribuye es su precio o su valor entre el
trabajador, el salario; el capitalista, el beneficio y terratenientes, la
renta. Todos estos ingresos, como
cualquier precio, se miden por la cantidad de trabajo que pueden comprar o
comandar.
“El valor
real de todas las diferentes partes que componen el precio se mide, según
podemos observar, por la cantidad de trabajo que cada una de esas porciones
dispone o adquiere El trabajo no sólo mide el valor de aquella parte del precio
que se resuelve en salario, sino también aquella que se traduce en renta y en
beneficio”
En consecuencia, el precio real
de cualquier mercancía puede expresarse de la siguiente forma:
Precio
real = Salario + Beneficio + Renta = Trabajo comandado (3)
La regla del valor de cambio será
entonces:
Px/Py = (Sx
+ Bx + Rx)/Sy + By + Rx) = Trabajo comandado por X/Trabajo comandado por Y (4)
Para determinar el precio real de
cualquier bien es preciso conocer el precio de los componentes. La teoría de
los precios depende de la teoría de la distribución. Es necesario proceder a
examinar las reglas que regulan el salario, el beneficio y la renta.
8
Antes de examinar las reglas que
según Smith determinan el salario, el beneficio y la renta; es necesario
establecer la formación del excedente en valor. Las técnicas de producción son
conocidas. Una cantidad T de trabajo, que se asume homogéneo, permite producir
una cantidad P de producto.
En el estado inicial el valor del
producto es igual al valor del trabajo:
V (P) = V
(T) (1)
Para que aparezca un excedente en
valor es preciso que el valor del producto sea superior al valor del trabajo:
V (P) = V
(T) + α V (P) (2)
Ó
V (P) = V
(T)/ (1 – α) con 0 ≤ α < 1
Las relaciones anteriores pueden
expresarse en términos de trabajo comandado. Si vt es el valor de una unidad de
trabajo, el valor del trabajo V (T) es simplemente le producto de la cantidad
de trabajo empleada (T) por el valor de la unidad de trabajo (vt). De la
ecuación (1) se obtiene:
V (P) = vt T ó V(P)/ vt = T
Se obtiene el resultado según el
cual la cantidad de trabajo comandada por el producto es igual al trabajo
empleado en la producción. El valor de
producto se fija de tal forma que todo pertenezca al trabajador. La aparición
del excedente significa la ruptura de esa igualdad. Es decir, el valor se forma
de tal manera que el trabajador no se apropia ya de la totalidad del producto.
De la ecuación 2 se obtiene:
V (P) = vt T + α V (P)
V (P) - vt T = α V (P)
V (P)/vt - T = α V (P)/
vt
Esta última expresión significa
que el excedente es igual al trabajo comandado por el producto menos la
cantidad de trabajo utilizada en la producción.
El excedente se forma en valor. El cambio en la formación del valor hace
que un mismo producto se distribuya de otra manera.
Ahora bien, como ya se indicó,
Smith propone una regla de formación del valor de cambio que puede denominarse
regla de los componentes. El valor de cambio de cualquier mercancía es la suma
simple de los valores de cambio de tres componentes que no tienen relación
entre sí. Por ello, el valor de una mercancía varía en el mismo sentido en que
varía cualquiera de sus componentes sin que se vea afectado ninguno de los
demás. Un alza en los salarios eleva el precio de las mercancías sin afectar el
beneficio. Esta es por supuesto una solución insatisfactoria y contradictoria
con el mismo planteamiento de Smith.
El beneficio se distingue sobre
la base de un solo principio: su valor es proporcional al valor de capital
invertido o, lo que equivale a lo mismo, la tasa de beneficio es igual en todas
las ramas de la producción:
Bi = r Ki
Escribe Adam Smith:
“…el
precio de la mayor parte de las mercancías se resuelve en tres partes. Una de
ellas paga los salarios del trabajo; otra los beneficios del capital, y la
tercera, la renta de la tierra, factores empleados en producirlas y llevarlas
al mercado. El precio de algunas mercancías se descompone solamente de dos de
las tres partes citadas, a saber: los salarios del trabajo y las ganancias del
capital; en muy pocos casos consiste aquel en una sola, los salarios del
trabajo. Pero el precio de todas las mercancías ha de resolverse necesariamente
en alguna de las tres o en todas ellas, pues la que no se resuelve en renta o
en salarios ha de rendir necesariamente un beneficio a cualquier persona.
Siendo éste el caso, como hemos visto, respecto a cada mercancía particular,
tomada separadamente, también ha de acontecer lo mismo respecto al conjunto de
las que componen el producto anual de la tierra y del trabajo de cada país. El
precio total o el valor en cambio de aquel producto anual no puede menos de
resolverse necesariamente en esas tres partes, y distribuirse entre los
habitantes del país, como salarios del trabajo, o como beneficios del capital,
o como renta de la tierra.”
De acuerdo con esto se puede
escribir la ecuación del precio (3) de cualquier mercancía (i) y el precio o valor de la producción total en
la ecuación (4).
Pi = w Ti + r Ki + t Li (3)
Ʃ Pi = w Ʃ Ti + r Ʃ Ki + t Ʃ Li
P = w T+
r K + t L (4)
Donde (w) es el salario unitario
o tasa de salario, (T) la cantidad total de trabajo empleada, (r) la tasa de
beneficio, (K) el valor del capital empleado, (t) la renta por unidad de tierra
y (L) la cantidad total de tierra empleada.
La solución de Smith al problema
del precio es insatisfactoria. Es claro que de acuerdo con las ecuaciones (3) ó
(4) las diferentes formas de ingreso – salario, beneficio y renta – pueden
modificarse independientemente las unas de las otras. Si el salario (w)
aumenta, por ejemplo, aumenta el precio del producto sin afectar los beneficios
del capital o la renta. Este resultado es contradictorio con el planteamiento
de Smith de acuerdo con el cual la aparición del excedente en valor implica una
modificación del valor del producto de tal suerte que éste pueda comprar o
comandar una cantidad mayor de trabajo que el empleado en su producción. Como
se verá más adelante, es de esta consideración de donde parte la crítica de
Ricardo a la teoría de Smith.
El precio de mercado de las
mercancías, es decir, el precio al cual efectivamente se transan, puede diferir
de lo que es Smith llama el precio natural. Más adelante se volverá sobre esta
distinción, fundamental para la teoría de Smith y de toda la teoría clásica.
Por el momento basta con señalar que en esta teoría es el precio natural el que
rige el funcionamiento de la economía. Por ello es necesario estudiar la forma
en que se determinan los niveles o tasas naturales del salario, el beneficio y
la renta, cuya suma conforma el precio natural de las mercancías y de todo el
producto social.
9
Empecemos por el salario. Smith
trata la cuestión del salario en los capítulos 8 y 10. Allí se encuentran las
siguientes proposiciones:
“El producto
del trabajo constituye la recompensa natural o salario del trabajo (…) En el
estado originario de la sociedad que precede a la apropiación de la tierra y a
la acumulación del capital, el producto íntegro del trabajo perteneces al
trabajador (…) Pero ese estado de cosas, en que el trabajador gozaba de todo el
producto del trabajo, sólo pudo perdurar hasta que tuvo lugar la primera
apropiación de la tierra y acumulación del capital”
“Los
salarios del trabajo dependen generalmente, por doquier, del contrato
concertado por los común entre estas dos partes, y cuyos intereses difícilmente
coinciden. El operario desea sacar lo más posible, y los patrones dar lo menos
que puedan. Los obreros estás siempre dispuestos a concertarse para elevar los
salarios, y los patronos, para rebajarlos”
“Pero aun
cuando en las disputas con los trabajadores gocen generalmente de ventaja los
patronos, hay, no obstante, un cierto nivel por debajo del cual parece
imposible que baje a lo largo del tiempo, el salario corriente de las
ocupaciones de inferior categoría. El hombre ha de vivir de su trabajo y los
salarios han de ser, por lo menos, lo suficientemente elevados para mantenerlo.
En la mayor parte de parte de las ocasiones es indispensable que gane algo más
que su sustento, porque de otro modo sería imposible mantener una familia y la
raza de estos trabajadores no pasaría de la primera generación. Por ello (…)
los trabajadores corrientes o de clase inferior, deben ganar en todas partes un
jornal doble, por lo menos, del que sería suficiente para su propio sustento a
fin de que cada cual, uno con otro, pueda mantener dos hijos, pues la labor de
la mujer, que tiene que cuidar de todos ellos, apenas alcanzará para atenderse
a sí misma”
El nivel del salario resulta de
una especie de puja distributiva entre trabajadores y empleadores. Existe un
nivel por debajo del cual no puede descender el salario: el nivel que garantiza
la reproducción de la clase trabajadora. El salario real está conformado por
una canasta de bienes que permiten el sustento y reproducción del trabajador y
su familia. Dicha canasta está determinada por condiciones biológicas y
culturales. En todo caso está fijada por fuera del modelo económico. Conocida
esa canasta (Q) y dados los precios de los bienes que la conforman (P) se
determina el salario real en su nivel natural. El salario nominal (W) resulta
de la interacción de la oferta y demanda de trabajo el mercado laboral.
SR =W/ ƩPiQi (5)
El numerador y el denominador del
lado derecho de la ecuación (5) son unidades monetarias. Por tanto el resultado
de su división es un número sin dimensión cuyo valor de equilibrio es la
unidad. En efecto, si W es igual a ƩPiQi ello significa que el salario nominal
permite comprar exactamente la canasta de bienes que garantiza la reproducción
de la clase trabajadora. Si el salario nominal es mayor o menor que el valor de
la canasta, el salario real será mayor o menor que la unidad; es decir, el salario nominal
permitirá comprar una fracción mayor o menor de la canasta. Por tanto el nivel
natural del salario real es siempre
igual a 1. Da aquí se sigue que para determinar el primer componente del
precio real de una mercancía basta con conocer la cantidad de trabajo requerida
para su producción y esta cantidad es un dato técnico que puede conocerse por
fuera de toda relación económica. La participación del trabajo en las
ecuaciones 3 y 4 puede determinarse sin ambigüedad.
10
La renta tiene también una tasa
natural, según Smith. Veamos lo dice al
respecto:
“La
renta, considerada como el precio que se paga por el uso de la tierra, es
naturalmente el precio más elevado que el colono se halla en condiciones de
pagar en las circunstancias en que la tierra se encuentra (…) es naturalmente
un precio de monopolio. No guarda proporción con las mejoras que el propietario
puede haber hecho en ella, ni con lo que la tierra puede rendir, sino más bien
con lo que el colono esté dispuesto a dar.”
“En
términos generales, únicamente se puede llevar al mercado aquellas partes del
producto de la tierra cuyo precio corriente alcanza para reponer el capital
necesario para el transporte de los bienes, junto con sus beneficios
ordinarios. Si el precio corriente sobrepasa ese nivel, el excedente irá a
parar naturalmente a la renta de la tierra. Si no ocurre así, aun cuando el
producto pueda ser llevado al mercado, no rendirá una renta al propietario.
Depende de la demanda que el precio sea mayor o menor”.
“La renta
entra, pues, en la composición del precio de las mercancías de una manera
diferente a como lo hacen los salarios y los beneficios. Que los salarios o
beneficios sean altos o bajos determina que los precios sean, a su vez,
elevados o módicos, mientras que una renta alta o baja es consecuencia del
precio. El precio de una mercancía particular es elevado o bajo porque es
necesario pagar salarios o beneficios altos o bajos para hacerla llegar hasta
el mercado. Pero el que ese precio sea alto o bajo, o más o menos suficiente
para pagar aquellos beneficios, da origen a que la renta sea mayor o menor, o
que no haya absolutamente renta”.
Estas citas son suficientes para
reconstruir analíticamente la teoría de la renta de Smith con las siguientes
proposiciones:
·
La renta es un precio de monopolio.
·
La magnitud de renta es la diferencia entre el
precio de mercado de la mercancía y el precio al cual se cubren exactamente el
salario y el beneficio a sus niveles naturales.
·
La diferencia entre el precio de mercado y el
precio natural depende de la demanda.
De lo anterior se sigue que la
renta no hace parte del precio natural. Puede aparecer cuando el precio de
mercado excede al precio natural y es más o menos grande según la magnitud de
esa diferencia. En consecuencia, la renta está indeterminada. No hay una tasa
natural o valor natural de la renta que haga parte del precio natural del
producto.
11
El beneficio es el producto de la
tasa de beneficio por el valor de capital invertido:
B = r*K
El beneficio es una forma de
ingreso específica diferente del salario y la renta. Es diferente del salario
porque no depende del trabajo del que lo recibe:
“Habrá
acaso quien se imagine que estos beneficios del capital son sólo un nombre
distinto de los salarios de una especie particular de trabajo, como es el de
inspección y dirección. Pero son cosa totalmente distinta, regulándose por
principios de una naturaleza especial, que no guardan proporción con la
cantidad, el esfuerzo o la destreza de esta supuesta labor de inspección y de
dirección”.
Es diferente de la renta porque
ésta es un ingreso de monopolio en tanto que el beneficio es un ingreso
asociado a la producción pues su existencia depende del capital avanzado por el
propietario del capital.
“Desde el
momento en que las tierras de un país se convierten en propiedad privada de los
terratenientes, éstos, como los demás hombres, desean cosechar donde nunca
sembraron, y exigen una renta hasta por el producto natural del suelo”.
“Al
cambiar un producto acabado, bien sea por dinero, bien por trabajo, o por otras
mercancías, además de lo que sea suficiente para pagar el valor de los
materiales y los salarios de los obreros, es necesario que se dé algo por razón
de las ganancias que corresponden al empresario, el cual compromete su capital
en esa contingencia. En nuestro ejemplo el valor que el trabajador añade a los
materiales se resuelve en dos partes; una de ellas paga el salario de los
obreros, y la otra las ganancias del empresario sobre el fondo entero de
materiales y salarios que adelanta”.
Una vez esclarecida la
especificidad analítica del beneficio, se plantea el problema de la
determinación de su nivel natural. Sabemos que el beneficio es un componente
del precio de las mercancías. Es implica que para conocer el precio de
cualquier mercancía es necesario conocer antes el valor del beneficio. Sin
embargo, el beneficio es proporcional al valor del capital avanzado, por lo
tanto para conocer el beneficio es necesario conocer el precio de los
diferentes elementos materiales que conforman el capital avanzado. Se sigue de
esto que para conocer el beneficio es preciso conocer los precios y para
conocer los precios es preciso conocer el beneficio. Que el beneficio y los
precios deben determinarse de manera simultánea. Smith no resuelve de forma analítica
este problema. Por ello puede decirse que en su sistema el beneficio está
indeterminado y por tanto están indeterminados los precios.
12
Buena parte de los problemas
enfrentados por Smith para determinar los precios naturales serán resueltos por
Ricardo y Sraffa. Como ya se mostró el la Lección VI conocidas las técnicas de
producción y dada una norma de distribución, es posible determinar los precios
que garantizan la reproducción del sistema económico. Sin embargo, en la medida
en que la economía descrita no es una economía centralizada es preciso
establecer la forma en que los precios que se forman en el mercado convergen o
se ajustan a los precios naturales. Esta no es una problemática exclusiva de la
teoría clásica. En la teoría neo-clásica los precios de equilibrio se
determinan a partir del conocimiento de la tecnología, las preferencias y las
dotaciones de los agentes. También en este caso es preciso establece la forma
en que el mercado conduce a esos precios de equilibrio.
Smith aborda este problema en el capítulo VII.
Estas son las proposiciones básicas:
·
“Cuando
el precio de una cosa es ni más ni menos que el suficiente para pagar las renta
de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en
obtenerla, prepararla y traerla al mercado, de acuerdo con sus precios
corrientes, aquella se vende por lo que se llama su precio natural”.
·
“El
precio efectivo a que corrientemente se venden las mercancías es lo que se
llama su precio de mercado, y puede coincidir con el precio natural o ser
superior o inferior a éste”.
·
“El
precio de mercado de cada mercancía en particular se regula por la proporción
entre la cantidad de ésta que realmente se lleva al mercado y la demanda de
quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo…”
Suponiendo que el capital está
constituido únicamente por los salarios avanzados y que no hay renta, el precio
natural de la mercancía (i) puede expresarse de la siguiente forma:
Pni = (1 + rn) wn Ti (1)
La demanda que quienes están
dispuestos a pagar el precio natural de la mercancía (i) se denomina demanda
efectiva (Di) y puede
definirse como el poder de compra afectivamente aportado al mercado para
adquirir la cantidad (Qi) llevada al mercado. De acuerdo con lo anterior,
el precio de mercado (Pm) de la mercancía (i) será:
Pmi = Di/Qi (2)
Pmi Qi = Di
(3)
De acuerdo con Smith, el precio
de mercado puede coincidir con el precio natural o ser superior o inferior.
Interesan los casos en los cuales el precio de mercado difiere del precio natural.
Veamos cómo se produce según
Smith el proceso de ajuste. Seguiremos su propia descripción, intercalando en
el texto las indicaciones que aluden a la representación del mercado del
gráfico 2.
“Cuando
la cantidad de una mercancía que se lleva al mercado (la cantidad Q1) es
insuficiente para cubrir la demanda efectiva por todos cuantos se hallan
dispuestos a pagar el valor íntegro de la renta, los salarios y el beneficio,
que es preciso parar para situar el artículo en el mercado (en punto E) algunos
estarán dispuestos a pagar más por ella. Por tal razón se suscitará entre ellos
inmediatamente una competencia, y el precio de mercado subirá más o menos sobre
el precio natural (hasta Pm1). (…) Cuando la cantidad llevada al mercado excede
a la demanda efectiva (la cantidad Q2), no puede venderse entonces toda ella entre
quienes estarían dispuestos a pagar el valor completo de la renta, salarios y
beneficio que costó la mercancía hasta situarla en el mercado. Parte de ella
tiene que venderse a los que están dispuestos a pagar menos, y este precio más
bajo que ofrecen por ella, reducirá el de toda la mercancía. El precio de
mercado bajará más o menos con respecto al natural (hasta Pm2)., según
que la abundancia o escasez incremente más o menos la competencia entre los
vendedores, o según que éstos se muestren más o menos propensos a desprenderse
inmediatamente de la mercancía. (…) Cuando la cantidad llevada al mercado es
justamente suficiente para cubrir la demanda efectiva (la cantidad Q0), pero
no más, el precio de mercado coincide exactamente, o se aproxima, en lo que
cabe, al precio natural (en el punto E). Toda la cantidad se vende a este
precio, sin que se pueda obtener otro más alto”.
Gráfico 2
Lo descrito da cuenta del proceso
de formación del precio de mercado. Es necesario considerar el proceso que se
desencadena entre los productores a partir de las divergencias entre el precio
natural y el precio de mercado. Veamos lo que dice Smith.
“Si
alguna vez las remesas de mercadería exceden la demanda efectiva, alguna de las
partes componentes del precio se pagará por debajo de su tasa natural. Si la
porción afectada es la renta de la tierra, el interés de los dueños les
inducirá a destinar parte de sus fincas a producir otros artículos, y si es el
salario o el beneficio, el interés de los trabajadores, en uno de los caso, y
el de los patronos en el otro, les inducirá a retirar rápidamente una parte de
su trabajo o de su capital de este empleo. De este modo la cantidad que se
ofrece en el mercado será en poco tiempo insuficiente para cubrir la demanda
efectiva y todas las diferentes partes volverán a su nivel natural y el precio
global a su precio también natural”
En el gráfico la oferta se
desplazará de Q2 hacia Q0. Cuando
ocurre lo contrario la oferta se desplazará de Q1 hacia Q0. Leamos la
descripción de Smith.
“Si, por
el contrario, la cantidad llevada al mercado fuese, en ocasiones inferior a la
demanda efectiva, alguna de las partes componentes de su precio se elevaría por
encima de su nivel natural. Si es la renta, el interés de todos los demás
terratenientes hará que dediquen más tierra para el cultivo de ese fruto; si es
el salario o el beneficio, el interés de los otros trabajadores y negociantes
les obligará pronto a emplear más trabajo y capital en la preparación de la
mercancía y en el acarreo al mercado. La cantidad de mercaderías ofrecidas a
los compradores pronto será suficiente para satisfacer la demanda efectiva,
todos los componentes del precio bajarán prontos a su tasa natural y el precio
global a su precio natural”.
Queda así descrito el proceso de
ajuste del precio de mercado al precio natural. Son convenientes algunas observaciones.
Ø El
proceso de ajuste se da a partir de los intercambios efectivamente realizados.
Es decir, hay transacciones de compra venta a precios de mercado diferentes del
precio natural. Este proceso difiere del proceso de ajuste walrasiano en el
marco del cual no se realizan transacciones por fuera del precio de equilibrio.
Este proceso es una especie de subasta en la cual el subastador propone un
precio. Por su parte, los vendedores y compradores indican las cantidades que
están dispuestos a vender o a comprar de dicho precio. Si las cantidades
ofrecidas y demandadas son diferentes; el subastador propone un nuevo precio
que será mayor o menor que el inicial según que la cantidad demandada sea mayor
o menor que la cantidad ofrecida al precio inicial. El proceso se repite hasta
encontrar un precio al cual las cantidades demandadas y ofrecidas sean iguales.
Ø La curva
de demanda representada en el gráfico 2 es una hipérbola equilátera de
elasticidad unitaria de acuerdo con la descripción que hace Smith de la noción
de demanda efectiva. Benetti, en el artículo citado, la llama curva de gasto
natural. Durante el período de mercado de corto plazo dicha curva está dada, es
decir, no se desplaza. Las cantidades efectivamente llevada al mercado,
representadas por las por las rectas verticales determinan los precios de
mercado. Estas ofertas son verticales porque los costos de producción están
dados y no dependen de la escala de producción.
Ø Las tasas
naturales de los salarios, las rentas y los beneficios no se modifican durante
el proceso de ajuste. Como las técnicas de producción están dadas, tampoco se
modifican los precios naturales de las mercancías. Por ello como, señala Smith, “el precio natural viene a ser,
por esto, el precio central, alrededor del cual gravitan continuamente los
precios de todas las mercancías”.
Ø El
proceso de ajuste no instantáneo ni de corto plazo. Se produce mediante el
desplazamiento de la tierra, el trabajo y el capital desde las actividades
donde sus remuneraciones de mercado están por debajo de sus tasas naturales
hacia aquellas donde las exceden. Este ajuste en la estructura de la producción
toma tiempo. Señala Smith: “Pero aunque el precio de mercado de una mercancía
cualquiera está continuamente fluctuando, por así decirlo, alrededor del precio
natural, a veces, ciertos accidentes, determinadas causas naturales u
ordenanzas gubernamentales suelen mantener el precio del mercado de muchas
mercancías, durante bastante tiempo, muy por encima del llamado precio natural”. Y más adelante: “Tales alzas del precio de
mercado son evidentemente efecto de varios acaecimientos particulares, pero su
influencia puede durar muchos años consecutivos”.
13
La teoría del proceso de ajuste
expuesta es a la vez una teoría de la convergencia de los precios de mercados a
los precios naturales y una teoría de la
asignación de los recursos productivos mediante un proceso descentralizado en
el marco del cual - actuando en función de su propio interés – se produce una
asignación globalmente eficiente como resultado no buscado deliberadamente por
ningún agente en particular. Veamos
ahora los supuestos institucionales de dicho proceso.
Está en primer lugar el supuesto
de la propiedad privada y, aparejada con ésta, la libertad de emplearla como
convenga al interés de cada cual. Se lee en la Riqueza de las Naciones:
“La
propiedad más sagrada e inviolable es la
del propio trabajo, porque es la fuente originaria de todas las demás. El
patrimonio del pobre se halla en la fuerza y en la habilidad de sus manos, por
lo que impedirle hacer uso de esas fuerza y de esa habilidad de la manera que
juzgue más conveniente, y en tanto no perjudique a otra persona, constituye una
violación manifiesta de su más sagrada propiedad. Equivale a una usurpación
manifiesta de la justa libertad del trabajador y de aquellas personas que
pudieran emplearle, pues se le impide al uno trabajar en lo considera más
conveniente, y al otro darle ocupación den lo que le plazca. El juicio de si es
apto o no para aquella tarea, puede sin duda encomendarse a la discreción de
los patronos puesto que en ello radica su propio interés. La afectada preocupación
del legislador por prevenir que se empleen personas incapaces es evidentemente
tan absurda como opresiva”.
Esto es a la vez un postulado
ético y económico: el sistema de libertad. Veamos cuales serían según Smith las
consecuencias de aplicar sin restricciones el sistema de libertad:
“…el
ingreso anual de la sociedad es precisamente igual al valor en cambio del
producto anual de sus actividades económicas, o mejor dicho, se identifica con
el mismo. Ahora bien, como cualquier individuo pone todo su empeño en emplear
su capital en sostener la industria doméstica y en dirigirla a la consecución
del producto que rinde más valor, resulta que cada uno de ellos colabora de
manera necesaria en la obtención del ingreso anual máximo para la sociedad.
Ninguno se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabe hasta
qué punto lo promueve. Cuando prefiere la actividad económica de su país a la
extranjera, únicamente considera su seguridad, y cuando la dirige de tal forma
que su producto represente el mayor valor posible, sólo piensa en su ganancia
propia; pero en este como en muchos otros casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin
que no entraba en sus intenciones. Mas no implica mal alguno para la sociedad
que tal fin no entre a formar parte de sus propósitos, pues al perseguir su
propio interés, promueve el de la sociedad de una manera más efectiva que si
esto entrara en sus designios”.
Este párrafo contiene la
expresión de Smith que todo mundo conoce, su metáfora de la mano invisible. En La teoría de los sentimientos morales
se encuentra la primera formulación. Vale la pena transcribirla por ser menos
conocida:
“El
producto de la tierra mantiene en todos los tiempos prácticamente el número de
habitantes que es capaz de mantener. Los ricos sólo seleccionan del conjunto lo
más precioso y agradable. Ellos consumen apenas más que los pobres, y a pesar
de su natural egoísmo y avaricia, aunque el único fin que se proponen es la
satisfacción de sus propios vanos e insaciables deseos, dividen con los pobres
el fruto de todas su propiedades. Una mano invisible los conduce casi a
realizar la misma distribución de las cosas necesarias para la vida que habría
tenido lugar si la tierra hubiese sido dividida en porciones iguales entre
todos sus habitantes, y así sin pretenderlo, sin saberlo, promueven el interés
de la sociedad y aportan medios para la multiplicación de la especie”.
Se sigue de lo anterior que en la
sociedad libre la orientación de la producción puede establecerse de manera
eficiente sin la intervención del estado:
“Cuál sea
la especie de actividad doméstica en que pueda invertir su capital, y cuyo
producto probablemente sea de más valor, es un asunto que juzgará mejor el
individuo en cada caso particular, que no el legislador o el hombre de estado.
El gobernante que intentase dirigir a los particulares respecto de la forma de
emplear sus respectivos capitales, tomaría a su cargo una empresa imposible, y
se arrogaría una autoridad que no puede confiarse prudentemente a ni una sola
persona, ni a un senado o consejo, y nunca sería más peligroso ese empeño que
en manos de una persona los suficientemente presuntuosa e insensata como para
considerarse capaz de realizar tal cometido”
Complementemos el texto anterior
con este otro extraído de La teoría de los sentimientos morales:
“El
hombre doctrinario, en cambio, se da ínfulas de muy sabio y está casi siempre tan
fascinado con la supuesta belleza de su proyecto político ideal que no soporta
la desviación de la más mínima parte del mismo. Pretende aplicarlo por completo
y en toda su extensión, sin atender a los poderosos intereses ni a los fuertes
prejuicios que pueden oponérsele. Se imagina que puede organizar a los
diferentes miembros de una gran sociedad con la misma desenvoltura con que
dispone las piezas en un tablero de ajedrez. No percibe que las piezas de ajedrez carecen
de ningún otro principio motriz salvo el que les imprime la mano, y que en el
vasto tablero de la sociedad humana cada pieza posee un principio motriz propio,
totalmente independiente del que la legislación arbitrariamente elija
imponerle. Si ambos principios coinciden y actúan en el mismo sentido, el juego
de la sociedad humana proseguirá sosegada y armoniosamente y muy probablemente
será feliz y próspero. Si son opuestos o distintos, el juego será lastimoso y
la sociedad padecerá siempre el máximo grado de desorden”.
LGVA, septiembre de 2012.