sábado, 15 de septiembre de 2012

Pensamiento Económico - Lección VI - Economía Clásica. Visión de Conjunto


Lección VI

Economía Clásica - Visión de Conjunto

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Docente, Departamento de Economía, Universidad EAFIT

I.                   Introducción
 
La expresión Economía Clásica fue acuñada por Karl Marx (1818-1883) y adoptada de forma generalizada en la historia del pensamiento económico. En términos puramente descriptivos y cronológicos, se da el nombre de economía clásica a las ideas desarrolladas en un conjunto de obras de economía publicadas entre 1773, año de publicación de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith (1723-1790), y 1848, año de publicación de los Principios de Economía Política de John Stuart Mill (1806-1873). Economistas clásicos son denominados los autores de esas obras. Además de los mencionados, se reconocen como economistas clásicos a David Ricardo (1772-1823), Thomas Robert Malthus (1766-1834), William Nassau Senior (1790-1864), Jean Baptiste Say (1767-1832), Frédéric Bastiat (1801-1850) y, a juicio de muchos autores, el propio Marx. También deben incluirse dentro de esta escuela, por razones que se explican más adelante, un conjunto de autores que podemos denominar economistas clásicos contemporáneos o economistas neo-ricardianos encabezados por Piero Sraffa (1898 – 1983) y sus discípulos entre los que se destacan Luigi Pasinetti (1930), Pierangelo Garegnani (1930-2011) y Ian Steedman (1941).

El término “clásico” se aplica – siguiendo a María Moliner – a la lengua, al estilo, las obras, las ideas, los artistas, los autores, etc., pertenecientes a la época de mayor esplendor de una evolución artística, literaria o intelectual. Hablamos así de literatura, música o arte clásico. A algo semejante se alude cuando se habla de Economía Clásica. Sin embargo, las visiones que ésta se tienen  no son uniformes entre todos los autores que en diversos momentos de la historia del pensamiento económico se han ocupado de ella. La visión de Marx es diferente de la visión neo-clásica y ésta difiere sustancialmente de la visión de Sraffa y los clásicos contemporáneos. Keynes, por su parte, plantea un problemática que le permite definir como “clásica” tanto a la economía de Ricardo y sus discípulos más inmediatos como los autores que los manuales de historia del pensamiento califican de neo-clásicos. Es importante empezar por presentar esas diferentes visiones pues ello permite hacerse a una idea de la complejidad, el alcance y la influencia duradera de los economistas clásicos.

II.                Visiones de la Economía Clásica.

1.      Visión Neo-clásica[1].
Desde la perspectiva neo-clásica, las ideas de los economistas clásicos son vistas como antecesoras – imperfectas o inacabadas- de la moderna teoría del equilibrio general. Arrow[2] y Hahn[3] lo expresan de la siguiente forma:
“…puede sostenerse que Smith fue el creador de la teoría del equilibrio general, aunque pueda ponerse en duda la coherencia y consistencia de su trabajo. A fortiori, los posteriores expositores sistemáticos del sistema clásico, como Ricardo, Mill y Marx, cuyo trabajo subsanó algunas de las lagunas lógicas de Smith, pueden ser considerados como los primeros expositores de la teoría del equilibrio general. En algunos sentidos, Marx se aproximó más a la teoría moderna en cuanto a la forma de su esquema de reproducción simple (El Capital, Vol. II), estudiada en combinación con su desarrollo de la teoría de los precios relativos (Vols. I y III), que cualquier otro economista clásico, aunque lo confundía todo en su intento de mantener simultáneamente una teoría pura del valor trabajo y una igualación de las tasas de rendimiento del capital. Sin embargo, hay un sentido muy importante en que ninguno de los economistas clásicos tenía una verdadera teoría del equilibrio general: ninguno de ellos asignó un papel explícito a las condiciones de la demanda (…) no hubo una integración genuina de la demanda con el carácter de la economía clásica centrado en la oferta. Los supuestos simplificadores hechos en relación con la oferta facilitaron ese desentendimiento de la demanda. Una teoría del equilibrio general es una teoría acerca de las cantidades y los precios de todos los bienes.”[4].

Toda la teoría económica, en su nivel más abstracto, trata de establecer las condiciones bajo las cuales una sociedad conformada por agentes especializados que deciden de forma descentralizada y autónoma sobre el empleo de los recursos escasos de que disponen es viable en el sentido de que puede obtenerse una configuración en la que los programas de producción y consumo de todos los agentes sean compatibles entre sí.  En ese sentido la problemática teórica de Smith, Marx, Walras y de la moderna teoría del equilibrio general es la misma. Por eso parece lícito que Arrow y Hahn conciban la teoría clásica como un caso particular de la teoría del equilibrio general; caso que se caracterizaría por ignorar el papel de la demanda y asumir que los precios pueden ser determinados exclusivamente por las condiciones de producción. Sin embargo, existe una visión alternativa de la teoría clásica en el marco de la cual la teoría de los precios de ésta tiene una lógica propia totalmente irreductible a la lógica del equilibrio general. Esta visión es la que se conoce como economía clásica contemporánea o economía neo-ricardiana.

2.      Visión neo-ricardiana.
El resurgimiento de la economía ricardiana se asocia a la obra de Piero Sraffa[5], Producción de mercancías por medio de mercancías, Preludio a una crítica de la teoría económica, publicada en 1960. Se trata de un pequeño libro que, como lo indica el subtítulo, quería servir de base a una crítica de la teoría económica dominante, es decir, a la teoría marginalista o neo-clásica y restablecer la visión clásica o ricardiana. El prefacio de esa obra contiene un resumen de la visión de Sraffa o neo-ricardiana de la economía clásica. Se cita in extenso:

“Cualquier persona acostumbrada a pensar en términos del equilibrio de oferta y demanda puede inclinarse a suponer, al leer estas páginas, que la argumentación descansa sobre el supuesto tácito de rendimientos constantes en todas las industrias. (…) No se considera variación alguna en el volumen de producción ni variación alguna en las proporciones en que los diferentes medios de producción son utilizados por una industria, de modo que no surge problema alguno sobre variación o constancia de los rendimientos. La investigación se ocupa exclusivamente de aquellas propiedades del sistema económico que no dependen de las variaciones en la escala de producción o en la proporción de los “factores”. Este punto de vista, que es el de los antiguos economistas clásicos desde Adam Smith a Ricardo, ha sido sumergido y olvidado desde el advenimiento del método “marginalista”. La razón es obvia. El enfoque marginalista exige que la atención se centre en la variación, porque sin variación, bien en la escala de la industria, bien en las “proporciones de los factores de producción”, no puede haber producto ni coste marginal. En un sistema donde la producción continuara sin variación en esos aspectos, día tras día, el producto marginal (o, alternativamente, el coste marginal de un producto) no sólo sería difícil de encontrar, sino que no habría donde encontrarlo.”[6]
En otra parte Sraffa señala con especial claridad el objetivo de su trabajo:

"Es necesario volver a la economía política de los fisiócratas, Smith, Ricardo y Marx. Y uno debe proceder en dos direcciones: i) purgar la teoría de todas las dificultades e incongruencias que los economistas clásicos no fueron capaces de superar, y ii) seguir y desarrollar la relevante y verdadera teoría económica como se vino desarrollando desde Petty, Cantillon, los fisiócratas, Smith, Ricardo, Marx. Este natural y consistente flujo de ideas ha sido repentinamente interrumpido y enterrado debajo de todo, invadido, sumergido y arrastrado con la fuerza de una ola marina de economía marginal. Debe ser rescatada"[7]

Aunque algunas de estas cuestiones sólo se aclararán completamente más adelante, conviene resumir lo expuesto en las siguientes proposiciones:

·         El propósito de Sraffa y sus discípulos es restablecer de forma coherente la visión económica de los clásicos.

·         Esta visión clásica es radicalmente diferente a la visión neo-clásica e implica una concepción del sistema de precios distinta de la concepción del equilibrio general.

·         En el sistema de precios clásico los métodos de producción son conocidos. Dado este conocimiento de los métodos de producción y una regla exógena de distribución del  excedente se determinan los precios de producción que garantizan la reproducción de sistema.

·         En el sistema de equilibrio general se trata de determinar simultáneamente las cantidades y precios de todos los bienes y servicios, incluidos los precios y cantidades de los factores de producción. La distribución del producto es endógena.  

3.      Visión de Marx.
Como ya se indicó, la expresión “economía clásica” se origina en  Karl Marx. Utiliza esta expresión para oponerla a lo que él denominaba “economía vulgar”. Señala Marx en El Capital:
“…entiendo por economía clásica toda la economía que, desde W. Petty, investiga la concatenación interna del régimen burgués de producción, a diferencia de la economía vulgar, que no sabe más que hurgar en las concatenaciones aparentes….”[8]
En su obra, Historia crítica de la teoría de la plusvalía[9], dice lo siguiente:
 “La economía clásica se esfuerza por reducir mediante el análisis las diversa formas de la riqueza a su unidad interior y por despojarlas de la forma en que conviven indiferentes unas para con otras. Trata de entender la conexión íntima distrayéndola de la multiplicidad de los fenómenos puramente exteriores. Reduce la renta a la sobre-ganancia; la renta deja pues de tener una existencia propia  y se desprende su fuente aparente, la tierra. También despoja al interés de su forma personal y hace de él parte de la ganancia. De esta forma ha reducido todas las formas de ingreso y los diferentes títulos en los que el no trabajador tiene una parte en el valor de las mercancías (…) Lo que Dios Padre, Dios Hijo y el Espíritu Santo son para los escolásticos, son la tierra – renta, el capital – interés y el trabajo-salario para los economistas vulgares . En efecto, esta es la forma bajo la que estas relaciones parecen existir directamente en los fenómenos y vivir en la conciencia de los agentes abarcados por la producción capitalista (…) Los diferentes ingresos tienen fuentes muy diversas, uno la tierra, otro el capital, el último por fin el trabajo. Como no tiene relación, no podrían tener relaciones hostiles. Sin embargo, si colaboran en la producción es una colaboración armoniosa…”[10]

Como se verá más adelante, la plusvalía en es el concepto central de la teoría de Marx. La plusvalía es el valor creado por el trabajador asalariado por encima del salario o valor de su fuerza de trabajo. Todas las formas de ingreso diferentes del salario – beneficios, intereses, renta, etc. – son parte de la plusvalía.  Entre el salario y la plusvalía existe una relación inversa. También es contradictoria, para una masa dada de la plusvalía, la distribución de ésta entre las diferentes formas del ingreso. La economía clásica, para Marx, habría comprendido, aunque no de forma completa por carecer del concepto de plusvalía, el antagonismo existente en la distribución del producto entre las diferentes clases de la sociedad. La “economía vulgar” niega ese antagonismo al asumir que la distribución del producto está determinada por la productividad de los “factores” que participan en la producción.
4.      Visión de Keynes.
John Maynard Keynes es uno de los más célebres e influyentes economistas en toda la historia de la disciplina. Su obra más importante, Teoría general del empleo, el interés y del dinero, publicada en 1936, empieza con esta provocadora declaración

 “I have called this book the General Theory of Employment, Interest and Money, placing the emphasis on prefix general. The object of such a title is to contrast the character of my arguments and conclusions with those of the classical theory of the subject, upon which I was brought up and which dominates the economic thought, both practical and theoretical, of the governing and academic classes of this generation, as it has for a hundred years past. I shall argue that the postulates of the classical theory are applicable to a special case only and not to the general case….”[11]
En nota de pie de página define la economía clásica de la siguiente forma:
“The classical economists was a name invented by Marx to cover Ricardo and James Mill and their predecessors, that is to say the founders of the theory which culminated in the ricardian economics. I have become accustomed, perhaps perpetrating a solecism, to include in the classical school the followers of Ricardo, those, that is to say, who adopted and perfected the theory of the ricardian economics, including (for example) J.S. Mill, Marshall, Edgeworth and Prof. Pigou”[12]
Keynes incluye dentro de los economistas clásicos los nombres de Marshall, Edgeworth y Pigou que habitualmente son considerados como marginalistas o neo-clásicos. La razón de ello se encuentra en que a su criterio las escuelas clásica y neo-clásica, independientemente de la teoría de los precios subyacente, comparten la conclusión fundamental de que en equilibrio no puede existir desempleo involuntario. En efecto, en el marco de lo que Keynes denomina economía clásica, el desempleo involuntario sólo puede existir si el salario es inflexible a la baja de tal suerte que no puede alcanzar el nivel requerido para eliminar el exceso de oferta en el mercado laboral. La pretensión de Keynes era haber construido más general capaz de explicar la existencia de desempleo aún en situación de equilibrio[13]. 

5.      Visión de Carlo Benetti y Jean Cartelier[14].
Existe una quinta visión, menos conocida que todas las anteriores pero profundamente original y de extraordinarias consecuencias para la interpretación de la teoría económica. De acuerdo con Benetti, la economía política es, valga la redundancia, la teoría de las relaciones económicas cuyo carácter distintivo, frente a las otras relaciones por medio de las cuales se trata de describir la sociedad, es de ser de naturaleza cuantitativa, es decir, que sólo son aprehensibles con la noción de magnitud. La economía política parte pues de la existencia de relaciones cuantitativas en una sociedad compuesta por una pluralidad de elementos. Esas relaciones cuantitativas pueden ser aprehendidas como relaciones monetarias o como relaciones de cambio de objetos físicamente definidos – mercancías- distribuidos entre los elementos de la sociedad. El segundo enfoque, llamado por Benetti y Cartelier Hipótesis de la Nomenclatura, es el adoptado por toda la teoría económica  en todas sus variantes. La teoría del equilibrio general o teoría neo-clásica y la teoría de los precios de producción o teoría clásica son variantes de ese mismo enfoque.

6.      Síntesis de las visiones de la Economía Clásica.
Tenemos pues cinco visiones de la economía clásica que pueden sintetizarse de la siguiente forma:

Visión Neo-clásica. De acuerdo con ésta, los economistas clásicos, de Smith a Marx, pasando por Ricardo, son antecesores de la teoría del equilibrio general. Su teoría de los precios sería limitada porque sólo considera una situación de rendimientos constantes y no tiene en cuenta en la determinación de los precios el papel de la demanda.

Visión Neo-Ricardiana. La economía clásica se caracteriza por tener una teoría de los precios que se asocia a una visión del capitalismo completamente diferente a la visión subyacente en le teoría neo-clásica. La teoría clásica de los precios de producción obedece a una lógica distinta a la teoría del equilibrio general por lo que no puede ser vista como una variante imperfecta o incompleta de ésta.

Tabla 1

Visión de Marx. Los economistas clásicos son antecesores de la teoría de la plusvalía. Su logro radica en haber puesto de manifiesto el carácter antagónico de la distribución de producto.

Visión de Keynes. Da el nombre de clásica a toda la teoría económica desde Ricardo a Marshall. Según Keynes, frente al tema de los determinantes del nivel agregado de producción y empleo tanto la teoría clásica como la neo-clásica llegan al mismo resultado: el equilibrio es siempre un equilibrio de pleno empleo.

Visión de Benetti y Cartelier. La economía clásica o teoría de la producción es una variante de la hipótesis de la nomenclatura. La teoría neo-clásica es la otra. Ambas teorías, según Benetti y Cartelier, tratan de describir las relaciones económicas cuantitativas  a partir de las relaciones de intercambio de los objetos físicos que constituyen la riqueza real.

Estas visiones no son contradictorias entre sí. En realidad permiten revelar, como se verá, diversos aspectos del sistema clásico. En la sección siguiente se presentará con más detalle la visión neo-ricardiana desarrollada a partir de la obra de Sraffa y, a partir de ella, en lecciones posteriores, se examinarán las demás visiones propuestas.

III.             La noción de sistema de precios clásico.

Siguiendo a Jean Cartelier, puede darse la siguiente definición de la economía clásica:[15]
La economía clásica es aquella que, partiendo de la existencia de un excedente físico, trata de determinar el sistema de precios correspondiente a cierta norma de distribución que permite la reproducción de la economía considerada.

La noción de “sistema de precios clásico” no se encuentra directamente expresada en lo autores clásicos. Dicha noción fue introducida en 1960 por el economista italiano Piero Sraffa (1898-1983) en su obra Producción de mercancías por medio de mercancías, en la cual el autor presenta una reformulación de la teoría clásica de los precios poniendo de presente su especificidad frente al sistema de precios neo-clásico. Al respeto, señala Sraffa:
“La investigación se ocupa exclusivamente de aquellas propiedades que no dependen de variaciones en la escala de producción o en la proporción de los factores. Este punto de vista, que es el de los antiguos economistas clásicos desde Adam Smith a Ricardo, ha sido sumergido y olvidado desde el advenimiento del método marginalista”[16] 
Por su parte la economía neo-clásica parte de la noción de factor de producción y trata de determinar los precios de todos los bienes y de los servicios de los factores de producción correspondientes al equilibrio de los agentes económicos.

La economía estudiada por los economistas clásicos puede caracterizarse por los siguientes atributos:

          Propiedad privada de la tierra y los medios de producción.

          Economía mercantil y trabajo asalariado.

          Existencia de un excedente físico de producción.

Las dos primeras características significan simplemente que se trata de una economía de mercado, propiedad privada y trabajo asalariado; es decir, de una economía capitalista. La tercera marca la diferencia específica entre un sistema de precios clásico y un sistema de precios neo-clásico. En efecto, afirmar que existe un excedente físico implica suponer que las cantidades empleadas y producidas son conocidas antes que los precios. Es decir, los métodos de producción empleados - las cantidades físicas de insumos y productos de todas las ramas de actividad-  están dados antes de los precios. En el sistema de precios neo-clásico se determinan al mismo tiempo los precios y las cantidades de todos los bienes y de los servicios de los factores de producción. La noción de factor de producción es ajena a la economía clásica así como la noción de excedente es ajena a la economía neo-clásica.

Supongamos una economía que solamente produce hierro y trigo. Un método de producción es algo como lo siguiente:
·         a11 unidades de trigo combinadas con  a12 unidades de hierro y con n1 trabajadores agrícolas producen a1 unidades de trigo.

·         a21 unidades de trigo combinadas con a22 unidades de hierro y con n2  trabajadores industriales producen a2 unidades  de hierro.

Para que el sistema se reproduzca es necesario que al principio de cada período productivo los productores de trigo y de hierro dispongan exactamente de las cantidades de trigo, hierro y de trabajo indicadas por sus respectivos métodos de producción. Como estamos en una economía descentralizada - no en un taller o una fábrica o una economía manejada centralmente - corresponde al sistema de precios realizar al final de cada período productivo las asignaciones requeridas.
Tomemos el ejemplo analizado por Sraffa[17]:

 
280 arrobas de trigo con 12 toneladas de hierro  producen  400 arrobas de trigo

120 arrobas de trigo con 8 toneladas de hierro   producen   20 toneladas de hierro

Aquí no hay excedente. Se tendría el siguiente sistema de precios:

280Pt + 12Ph = 400Pt

120Pt + 8Ph = 20Ph

Donde Pt es el precio del trigo y  Ph el precio de hierro.
Para que el sistema se reproduzca a la misma escala es necesario que el productor de trigo disponga al principio de cada período de producción de 280 arrobas de trigo y 12 toneladas de hierro y que, a su turno, el producto de hierro cuente con 120 arrobas de trigo y 8 toneladas de hierro.
Haciendo Pt = 1, es decir, tomando el trigo como medida del valor, tenemos una sola incógnita, Ph, que puede ser deducida de cualquiera de las dos ecuaciones. Existe una sola relación de intercambio, que de ser adoptada por el mercado, garantiza la reproducción del sistema:

10 arrobas de trigo = 1 tonelada de hierro
Sraffa escribe: “Hay un único conjunto de valores de cambio que, en caso de ser adoptado por el mercado, restablece la distribución original de los productos y hace posible que el proceso se repita; tales valores surgen directamente de los métodos de producción”[18].

Los valores de cambio que garantizan la reproducción surgen directamente de los métodos de producción pero deben ser adoptados por el mercado. Hay pues dos problemas que no deben confundirse: el de la existencia de los valores de cambio que garantizan la reproducción del sistema y el del proceso por el cual dichos valores son “adoptados” por el mercado. Se volverá sobre este punto.

Supongamos ahora que existe un excedente físico

280 arrobas de trigo con 12 toneladas de hierro producen  600 arrobas de trigo

120 arrobas de trigo con 8 toneladas de hierro producen  30 toneladas de hierro

El excedente físico está conformado por 200 arrobas de trigo y 10 toneladas de hierro.

Tendríamos el siguiente sistema de precios:

280Pt + 12Ph = 600Pt

120Pt + 8Ph = 30Ph

Pt = 1

Ya no es posible deducir la relación de intercambio directamente de los métodos de producción pues tenemos tres ecuaciones linealmente independientes y solamente dos incógnitas. Es necesario conocer una regla de asignación del excedente. Supongamos que adoptamos la regla fisiocrática según la cual sólo en la agricultura, producción de trigo, el valor venal es superior al valor fundamental. Esto significa que el excedente físico se asigna todo a la producción de trigo. Tendríamos el siguiente sistema:

280Pt + 12Ph + 200Pt + 10Ph = 600Pt

120Pt + 8Ph = 30Ph

Pt = 1

Ó

480Pt + 22Ph = 600Pt

120Pt + 8Ph = 30Ph

Pt = 1

Aquí volvemos a la situación del primer sistema y puede determinarse la relación de intercambio que permite su reproducción: Ph = 5,454. Es decir:

Una tonelada de hierro = 5,454 arrobas de trigo.

Puede suponerse otra norma de distribución del excedente físico anterior a la fijación de los precios.  Por ejemplo, que el excedente físico se distribuya en partes iguales entre las ramas. Se tendría el siguiente sistema de precios:

280Pt + 12Ph + 100Pt + 5Ph = 600Pt

120Pt + 8Ph + 100Pt + 5Ph = 30Ph

Pt = 1

Ó

380Pt + 17Ph = 600Pt

220Pt + 13Ph = 30Ph

Pt = 1

Podemos deducir Ph de cualquiera de las dos ecuaciones: Ph = 12,941.
Supongamos ahora, como lo harán Smith y Ricardo, que el excedente se distribuye de forma uniformemente entre las ramas en proporción al valor de los medios de producción avanzados. En este caso, el excedente no puede ser asignado antes de determinar los precios pues para conocer el valor de los medios de producción avanzados es necesario conocer los precios. La asignación del excedente debe hacerse simultáneamente con la determinación de los precios. Se tendría entonces el siguiente sistema:

280Pt + 12Ph + r*(280Pt + 12Ph) = 600Pt

120Pt + 8Ph + r*(120Pt + 8Ph) = 30Ph

Pt = 1

Ó

(280Pt + 12Ph)*(1 + r) = 600Pt

(120Pt + 8Ph)*(1 + r) = 30Ph

Pt = 1

Las soluciones de este sistema son: Ph = 10 y r = 0,5.
La cuestión que debe resaltarse aquí es la siguiente: en el sistema de precios clásico se trata de encontrar las relaciones de intercambio o los precios relativos que, dada una regla de asignación del excedente,  permiten la reproducción del sistema, es decir, que garantizan que en cada rama se tengan las cantidades requeridas para avanzar en el nuevo ciclo productivo. Como se observa en la tabla 2, el precio del hierro en trigo depende de la regla de asignación.

Tabla 2
 
Observación: la única categoría de distribución que aparece de forma explícita es el beneficio. El salario está implícito y es tratado como bienes-salario, es decir, como cantidades de mercancías consumidas por los trabajadores que entran en el sistema de la misma forma en que entran los demás insumos, es decir, como cantidades de mercancías utilizadas en el proceso de producción. Este tratamiento no es satisfactorio pues no permite poner de manifiesto la relación entre el salario y el beneficio.

Si el salario se hace explícito, el sistema asumiría la siguiente forma:

(280Pt + 12Ph)*(1 + r) + 50.W = 600Pt

(120Pt + 8Ph)*(1 + r) + 10.W = 30Ph

Pt = 1

En este caso, el sistema puede resolverse si nos damos una de las variables de distribución. Si r = 0,4; el salario (W) sería 0,9819 y el precio del hierro (Ph) 9,4585.  Tarea: resolver el sistema de precios para r = 0,5; 0,3; 0,20; 0,10.

LGVA

Septiembre de 2012.

 



[1] En la historia del pensamiento económico se da el nombre de economía neo-clásica al conjunto de teorías desarrolladas, por diversos autores y en distintos países de Europa, durante las tres últimas décadas del Siglo XIX. Estas teorías constituyen la base de la corriente principal (mainstream) de la economía contemporánea. Aquí se emplea el término de economía neo-clásica para referirse a esta corriente principal.
 
[2] Kenneth Arrow  (1921). Economista norteamericano que comparte con Gerard Debreu (nobel de economía en 1983) el mérito de haber demostrado formalmente por primera vez la existencia  de un equilibrio general. Es conocido también por el célebre teorema de imposibilidad o teorema de Arrow. Recibió el premio nobel en 1972. 
 
[3] Frank H. Hahn (1925).  Economista británico nacido en Alemania.  Coautor de la obra Análisis general competitivo, considerada como la exposición más acabada de la teoría del equilibrio general. En la literatura económica se habla del “Problema de Hahn” que se refiere a las condiciones bajo las cuales una moneda fiduciaria puede tener un valor positivo en el equilibrio general.
 
[4] Arrow y Hahn Análisis general competitivo. FCE. México 1977. Página 14 – 15.
 
[5] Piero Sraffa es un economista italiano nacido en Turín, en 1898, y muerto, en Cambridge, en 1983.  Desarrolló su trabajo académico en la Universidad de Cambridge. Recopiló y editó las obras completas de David Ricardo.
 
[6]P. Sraffa.  Producción de mercancías por medio de mercancías. Oikos, Barcelona, 1975, página 11.  
 
[7] Luigi Pasinetti, Continuity and Change in Sraffa's Thought. An Archival Excursus, en T. Cozzi e R. Marchionatti, Piero Sraffa's Political Economy. A Centenary Estimate, Routledge, Londres y New York, 2001, pp. 139-156.
 
[8] K. Marx, El Capital, FCE, México, 1971, página 45 n.
 
[9] Esta obra, que no fue publicada en vida de Marx, es un extenso tratado en el cual Marx analiza las contribuciones de los 
 
[10] K. Marx, Teorías de la Plusvalía. Citado por J.  Cartelier en Excedente y Reproducción. FCE, México, 1986, página 21.
[11] J.M. Keynes. The General Theory of Employment, Interest and Money. Macmillan – Cambridge University Press. 1973. Página 3.
 
[12] Ídem. Página 3.
 
[13] Por definición una situación de equilibrio es aquella en la cual no se generan movimientos endógenos que tiendan a modificarla.  El desequilibrio es justamente lo contrario. Explicar la existencia de desempleo involuntario por una situación de salarios inflexibles puede tener significación desde el punto de vista de la economía aplicada pero carece de toda trascendencia desde el punto de vista de la teoría. El reto teórico que encara Keynes es probar la existencia de múltiples equilibrios asociados a diferentes niveles de ocupación de los cuales sólo uno de ellos serían equilibrio de pleno empleo. De ahí su pretensión de haber desarrollado una teoría general de la cual el caso clásico – de pleno empleo – sería un caso particular.
 
[14] Profesores de la Universidad de Paris X, el primero, y de la Universidad de Marsella, el segundo. Autores de la obra Marchands, salariat et capitalistes, Maspero, Paris, 1980. En este trabajo se presenta una teoría de las relaciones económicas basada exclusivamente en las relaciones monetarias entre los agentes.
 
[15] Jean Cartelier. Excedente y reproducción. La formación de la economía política clásica. Fondo de Cultura Económica, México, 1986. Páginas 20 – 21 y 30 – 35.
 
[16] Sraffa. Op. Cit. Página 11.
 
[17] Sraffa. Op. Cit. Capítulo 1. Producción sin excedente. Páginas 17 – 19.
 
[18] Ídem. Página 18.

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