miércoles, 23 de septiembre de 2020

Las mentiras de Luis Pérez sobre Hidroituango

 

Las mentiras de Luis Pérez sobre Hidroituango

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

 

Discutir con Luis Pérez es fatigante e inútil por su manifiesta deslealtad intelectual en el debate. Esperaba más altura de su parte en la discusión sobre Hidroituango. Pero su propósito no parece ser, como proclama, esclarecer la verdad sino el logro de objetivos políticos. 

En su artículo titulado “Los zoquetes de Hidroituango” insiste en propalar tres mentiras de marca mayor, a pesar de la amplia refutación que de ellas hice en mi nota “Los pecados mortales de Luis Pérez en Hidroituango”, a la cual remito al lector. Aquí las trataré brevemente.

1.    La Junta Directiva de EPM no autorizó el Sistema Auxiliar de Desviación (SAD), del que hacia parte la Galería Auxiliar de Desviación (GAD), sencillamente porque no era su competencia. Tampoco era competencia de la Junta de Hidroituango. Del tema se informó al Comité de seguimiento del BOOMT. La junta directiva de ninguna empresa aprueba o avala planos o diseños de ingeniería.

 

2.    El SAD tenía dos componentes: la GAD y las obras externas (ataguías, depósitos, etc.). Por no producir impactos ambientales adicionales a los ya identificados, la GAD podía construirse sin modificar la licencia ambiental. Las obras externas si requerían esa modificación, que se solicitó y se obtuvo. Esas obras se iniciaron una vez aprobada la modificación. En ninguna de las 53 visitas realizadas al proyecto, los expertos de la Autoridad Nacional de Licencia Ambientales expresaron disconformidad alguna con la construcción de la GAD.  

 

 

3.    Es verdad que la Junta de expertos expresó inquietudes con relación al SAD, consignadas en las actas que cita Luis Pérez en su artículo. Sin embargo, en el acta número 6 de diciembre de 2014, la última que trata el tema y que mañosamente no menciona Luis Pérez , la Junta expresa su conformidad con el SAD, después de que los estudios de firma INTERTECHNE, contratada por solicitud de la misma Junta, dieron respuesta satisfactoria a sus inquietudes. Por tanto, la construcción del SAD, adelantada a lo largo de los años 2015, 2016 y 2017, contaba con el aval de la Junta de expertos. Vuelvo a citar ese documento: 

“Desde la última reunión de la Junta en julio de 2014, Integral estudió cinco alternativas para complementación de la desviación del rio en su cierre final, contando con la colaboración de la firma consultora INTERTECHNE, como fue decidido anteriormente. Las alternativas estudiadas se enumeran a seguir:

A – Galería Auxiliar conectada con el túnel de descarga 4.

B – Galería Auxiliar conectada al túnel de desviación derecho.

C- Readecuación de las estructuras de cierre en el túnel de desviación derecho.

D- Readecuación de las estructuras de cierre en el túnel auxiliar izquierdo.

E – Dos galerías cortas conectadas con los túneles de desviación derecho e izquierdo.

El análisis de costos, incluyendo las consideraciones de logística de construcción y riesgos correspondientes a las principales actividades de cada alternativa, fue seleccionada la alternativa A, que presentó el menor costo ponderado por riesgos de las operaciones de construcción. La Junta de Asesores, cuyo miembro N. Pinto tuvo oportunidad de discutir los principales puntos de la alternativa A con el personal de Intertechne, está de acuerdo con esta decisión”

Finalmente, cualquiera que haya leído mi artículo “Los pecados mortales de Luis Pérez” sabe que jamás llamé zoquetes a los ingenieros de Hidroituango. Decir lo contrario es una bajeza propia de los sumideros más inmundos de la calumnia.

LGVA

Septiembre de 2020.  

martes, 22 de septiembre de 2020

El club colombiano de la miseria

 

El club colombiano de la miseria

(Para Juan David Escobar Valencia)

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

 

Hace algunos años, en 2008 para ser exactos, el economista británico Paul Collier publicó un provocador libro titulado “El club de la miseria”, en el que explica de forma heterodoxa, es decir, sin miramientos por la corrección política, por qué el grupo de países que tienen membresía en tan indeseable club se mantienen atrapados en unas condiciones de vida y de muerte similares a las de la Edad Media.

En esos países - la mayoría de África, pero también de Asia y América Latina - habitan más de 1.000 millones de personas. Algunos tienen características geográficas adversas, como carecer de salida al mar – lo cual no ha impedido que Suiza y Austria, pero ejemplo, sean extremadamente ricos – o de ser azotados frecuentemente por huracanes y tifones, como Honduras y Haití, al igual que muchos estados del sur de Estados Unidos, que después de cada huracán reconstruyen sus casas y la infraestructura afectada y continúan progresando.

Otro rasgo característico de los países del Club de la miseria es el de darse, de manera casi sistemática, gobiernos ineficientes y corruptos y el de estar convencidos por la narrativa según la cual todas sus tribulaciones son causadas por agentes externos como los antiguos colonialistas y los nuevos imperialistas que han robado y roban la riqueza guardada en las entrañas de su suelo.

Esa narrativa, persistentemente alimentada por sus mediocres y corruptos dirigentes políticos y por las agencias internacionales de desarrollo, los ha convertido en especie de limosneros con garrote que exigen y obtienen la llamada ayuda externa – donaciones en especie y en dinero, créditos blandos que terminan siendo condonados – que no ha dejado de crecer a lo largo de los años, pero que siempre resulta insuficiente.

Ayuda que mata – Dead Aid – la llamó la economista africana Dambisa Moyo en un esclarecedor libro del mismo nombre, publicado en 2009. Como el de Collier, el de Moyo es un libro despiadado con la sabiduría convencional de las universidades norteamericanas y las agencias internacionales de desarrollo y con los corruptos gobernantes de esos países y con sus propios pueblos que los padecen con una pasividad y sumisión que escapan a la comprensión racional. Escribe Moyo con singular contundencia:

“Pero, ¿más de 1 billón en asistencia para el desarrollo durante las últimas décadas ha mejorado a los africanos? No. De hecho, en todo el mundo los beneficiarios de esta ayuda están en peor situación; mucho peor. La ayuda ha contribuido a que los pobres se vuelvan más pobres y que el crecimiento sea más lento. Sin embargo, la ayuda sigue siendo una pieza central de la política de desarrollo actual y una de las ideas más importantes de nuestro tiempo”



Los colombianos no necesitamos desplazarnos a África ni a otros lugares de América Latina para experimentar cómo son las cosas en los países del club de la miseria, nos basta con observar lo que ocurre en ciertos departamentos para constatarlo. Colombia tiene, en efecto, su propio club de la miseria, conformado por departamentos enteros – como Chocó, Cauca, Nariño y La Guajira – y regiones de otros departamentos más prósperos, como el Catatumbo, en Norte de Santander, o el Bajo Cauca, en Antioquia.

Estos departamentos y regiones del club de la miseria colombiano comparten las características institucionales y sociológicas de los países del club de Collier. Dirigentes políticos mediocres y corruptos, por los que sus habitantes votan una y otra vez, y la convicción profundamente arraigada de que todos los males que padecen son causados por los habitantes de otros lugares más prósperos del País de quienes reclaman, de forma airada y violenta, el pago de una supuesta deuda histórica que se remonta al pasado colonial.  

Si los departamentos del club de la miseria fueran naciones soberanas, seguramente registrarían cuantiosos déficits en su balanza comercial y de cuenta corriente y estarían, si es que alguien les presta, endeudados hasta el cogote. Como no se llevan cuentas de comercio exterior entre departamentos, no es posible conocer la magnitud de las “importaciones” que son incapaces de financiar con sus “exportaciones”. Pero esa financiación se produce por la vía de las transferencias fiscales, es decir, de los impuestos pagados por los “opresores” que habitan en los demás departamentos de la Nación. Esas transferencias se realizan por diversas vías, la más importante de la cuales es el Sistema General de Participaciones (SGP).

El SGP es la cosa más perversa que se haya podido alguien inventar, porque todos los incentivos están alineados para que departamentos y municipios gasten más y más y pidan de la Nación más y más recursos para financiar su gasto incontrolado. El SGP premia la ineficiencia, estimula el fraude y la corrupción y alienta la pobreza; a pesar de los loables esfuerzos del DNP por darle a la distribución de las participaciones una apariencia técnica.

Como la pobreza es un criterio de asignación, resulta bueno que haya muchos más pobres a los cuales subsidiar. Proliferan los escolares inexistentes y los beneficiarios fantasmas del régimen subsidiado en salud. Convertidos en dependientes crónicos del SGP, los municipios de los departamentos de club de la miseria renuncian a ajustar las tarifas y montos de sus propias bases gravables. Dan grima los recaudos por predial e industria y comercio de esos municipios. Pero, ¿por qué razón habrían de cobrar más impuestos a sus propios habitantes si ahí están los de los otros municipios del País? El SGP es la ayuda externa de los departamento y municipios del club de la miseria colombiano y tiene los mismos efectos deletéreos que la recibida por los países del club de la miseria internacional. Ayuda que mata, eso es el SGP.

Lo que hay que hacer con los departamentos del club colombiano de la miseria es lo mismo que recomienda Moyo hacer con los países del club internacional: tratarlos como se trata a la gente grande. La principal característica de la gente grande es que financia sus gastos con sus propios ingresos y, si no puede aumentar los ingresos al nivel de sus deseos, reduce sus deseos al nivel de sus ingresos.

Si en mi poder estuviera, les declararía la independencia a los departamentos del club de la miseria, especialmente a La Guajira, Chocó, Cauca y Nariño, cuyos habitantes acostumbran expresar con especial violencia – bloqueos, marchas, ataques contra la fuerza pública y vandalismo - el odio que sienten contra sus opresores que somos los demás colombianos.

Como segunda opción, menos buena, está darles el control absoluto de los tributos locales – la definición autónoma las bases gravables y las tarifas – y cederles la mayor parte de los impuestos nacionales, IVA y renta, para que se encarguen también de sus tarifas y bases gravables y, sobre todo, del recaudo y la asignación del gasto según sus preferencias y caprichos.

La descentralización política – elección popular de alcaldes y gobernadores – y la descentralización del gasto debe acompañarse de una total descentralización fiscal. Colombia están en mora de avanzar hacia el federalismo fiscal – o, mejor aún, hacia el federalismo puro y simple – si no quiere continuar sumida en el sistema de corrupción legalizada que surge de una nación que concentra los ingresos fiscales que se disputan por todos los medios unas entidades territoriales de barriga grande y brazos y piernas raquíticos.

El federalismo fiscal – el control total por departamentos y municipios de sus ingresos y gastos fiscales - tendría muchos efectos saludables en todo el País, pero en especial en los departamentos y regiones del club de la miseria. La gente aprendería a votar con los pies abandonando los municipios y regiones donde la oferta de bienes públicos es mediocre con relación al nivel de tributación. La supervivencia de formas de producción atrasadas – resguardos y tierras de propiedad colectiva – estaría en entredicho al ser los propios habitantes locales los encargados de subsidiarlas. También debería mejorar el orden público porque las autoridades locales tendrían que combatir a los criminales y predadores, que toleran en sus territorios y por cuyos vejámenes se han acostumbrado a pasar factura a la Nación.

Quizás lo más importante es que la narrativa de responsabilizar a los opresores externos de todas las calamidades sufridas y por sufrir iría perdiendo prestigio entre los habitantes de club de la miseria quienes progresivamente aprenderían a elegir mejor a sus dirigentes políticos, a esperar menos de las dádivas del estado y valerse más por sí mismos.

LGVA

Septiembre de 2020.  

 

sábado, 19 de septiembre de 2020

Los pecados mortales de Luis Pérez en Hidroituango

 

Los pecados mortales de Luis Pérez en Hidroituango

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

 

En columna publicada en La República el pasado 13 de septiembre, Luis Pérez Gutiérrez formula de manera inquisidora una serie de preguntas a propósito de decisiones tomadas en Hidroituango, cuya respuesta debería conocer perfectamente si se hubiese desempeñado en el cargo de gobernador con la diligencia y sabiduría que hoy reclama altivamente.

El departamento de Antioquia, directamente e indirectamente por intermedio del IDEA, era, desde 2008, el propietario mayoritario de la Sociedad Hidroeléctrica de Ituango, propietaria del proyecto, con el 52,8% de las acciones. EPM tenía el 46,3% y accionistas minoritarios el restante 0,9%.

Dicha sociedad había encomendado a EPM la construcción del proyecto en los términos del contrato BOOMT suscrito entre las partes el 30 de marzo de 2011. Para hacer seguimiento al cumplimiento de los términos contractuales, se había creado el Comité de Seguimiento del Contrato BOOMT, instancia ante la cual EPM debía informar lo relativo a su ejecución, que en esa fase no era nada distinto que lo concerniente a la construcción del proyecto.

El 23 de abril de 2013, EPM informa a dicho Comité de las dificultades geológicas y geotécnicas encontradas en el terreno que hacen más riesgosa, más costosa y más demorada la instalación de las compuertas en los túneles de desviación derecho e izquierdo, como estaba previsto inicialmente. Se informa que los ingenieros de las empresas responsables de la construcción concibieron una alternativa que evita esos problemas y permite hacer el desvío del río en el primer verano de 2014. De esto da cuenta el Acta 13 del Comité.

En diciembre de 2013, EPM informa del asunto nuevamente al Comité. En el Acta 025 se lee lo siguiente:

“EPM expuso la necesidad de adoptar la alternativa de construir un tercer túnel, contemplando un segundo desvío para 2018, para posibilitar las actividades de construcción de los tapones de los dos túneles de desviación. (…) Teniendo en cuenta los cambios antes citados, HI tiene la inquietud de cómo se cerraría la desviación, a lo cual EPM respondió que debe ser con compuertas que se localizarán en el tercer túnel de desviación. HI solicitó a EPM notificar oficialmente la construcción del tercer túnel, dado que ya se han cumplido dos pasos que son la concepción del túnel y la consulta ante la Junta de Asesores, se debe informar oficialmente para que quede documentado este cambio…”

Las decisiones referentes a lo que más precisamente se llamó Sistema Auxiliar de Desviación (SAD), del cual es parte el tercer túnel o Galería Auxiliar de Desviación (GAD), planteaban complejos problemas de ingeniería, que fueron discutidos, analizados y estudiados por los profesionales de las empresas involucradas en la construcción del proyecto. No se está hablando de cualquier pintado en la pared. En conjunto, dichas empresas reúnen experiencia en la construcción de 83 centrales hidroeléctricas: Camargo-Correa 31, EPM 20, Integral 16, Conconcreto 10 y CONINSA-Ramón H 6.

Como si eso fuera poco, por recomendación de la Junta de Expertos, para la toma de esas decisiones, se contrataron los servicios de consultoría de la firma brasilera INTERTECHNE, con experiencia en el diseño de grandes proyectos hidroeléctricos, como Irape (390 MW), Salto Caxias (1240 MW), Santo Antonio (3568 MW), Teles Pires (1820 MW) y SINOP (400 MW), entre otros.

INTERTECHNE rinde informe en septiembre de 2014, en el cual manifiesta que:

“Teniendo en cuenta las diversas alternativas evaluadas, se considera que la alternativa A (la relativa a la GAD) es más favorable para el logro de los túneles de desvío desde que se hagan los cambios propuestos (desplazamiento del emboque aguas arriba y profundización de la galería para aumento de la capacidad de descarga). Con esos cambios se puede utilizar varios cordones de enrocado para el cierre del río de modo similar a lo que fue hecho en la central de Xingó en Brasil, que es un precedente importante para el caso de Ituango”   

Conocido este estudio, en diciembre de 2014, la Junta de Expertos, en su informe número seis, manifestó lo siguiente:

“Desde la última reunión de la Junta en julio de 2014, Integral estudió cinco alternativas para complementación de la desviación del rio en su cierre final, contando con la colaboración de la firma consultora INTERTECHNE, como fue decidido anteriormente. Las alternativas estudiadas se enumeran a seguir:

A – Galería Auxiliar conectada con el túnel de descarga 4.

B – Galería Auxiliar conectada al túnel de desviación derecho.

C- Readecuación de las estructuras de cierre en el túnel de desviación derecho.

D- Readecuación de las estructuras de cierre en el túnel auxiliar izquierdo.

E – Dos galerías cortas conectadas con los túneles de desviación derecho e izquierdo.

El análisis de costos, incluyendo las consideraciones de logística de construcción y riesgos correspondientes a las principales actividades de cada alternativa, fue seleccionada la alternativa A, que presentó el menor costo ponderado por riesgos de las operaciones de construcción. La Junta de Asesores, cuyo miembro N. Pinto tuvo oportunidad de discutir los principales puntos de la alternativa A con el personal de Intertechne, está de acuerdo con esta decisión”

La decisión de construir la GAD no se tomó a la ligera. Se evaluaron cinco alternativas y esta se seleccionó por tener el menor costo ponderado por riesgos constructivos.

La construcción de las ataguías necesarias para la desviación del río hacia la GAD, planteaba el problema de su resistencia al empuje de las aguas. Esto fue sometido a consideración del Laboratorio LACTEC de Curitiba, que se encargó de la modelación hidráulica.   El caso es que el modelo de Curitiba arrojó que la GAD era viable, es decir, que las ataguías no se iban a derrumbar por empuje de las aguas. Las cosas efectivamente funcionaron, el río se desvió por la GAD y los túneles originales de desviación pudieron ser taponados. 

En resumen, dada las características geológicas del sitio de su localización, la construcción de la infraestructura de soporte de las compuertas podía tener las siguientes consecuencias:

  • Riesgos de derrumbe durante su construcción o posteriormente a ella, lo que habría llevado al taponamiento incontrolado de los túneles de desviación.
  • Costos constructivos adicionales y costos derivados del retraso de la entrada en operación comercial del proyecto. Estos últimos se estimaron en 728 mil millones.

Para enfrentar esta situación, se estudiaron y evaluaron cinco alternativas diferentes a la de instalación y cierre de las compuertas para proceder al llenado del embalse. Estas alternativas fueron estudiadas, discutidas y analizadas por los especialistas de las empresas concernidas, fueron sometidas a la consideración de la Junta de Expertos y evaluadas por consultores externos de reconocida solvencia técnica en los asuntos en discusión. Al cabo de todo ese proceso se llegó a la alternativa consistente en lo siguiente:

  • Hacer un segundo desvío del río en el verano de 2018 y encauzarlo por un tercer túnel construido para el efecto. Este tercer túnel es la GAD.
  • Una vez desviado el río, proceder al taponamiento con estructuras de concreto de los dos túneles originales de desviación.
  • Cerrar con las compuertas respectivas la GAD y proceder, a partir de junio, al llenado del embalse para que la central entrara en operación en diciembre de 2018 como estaba previsto.

Como lo sabe todos mundo, en la construcción de una hidroeléctrica o de cualquier obra de ingeniería se presentan cambios en respuesta a situaciones imprevistas encontradas en el terreno. La normativa ambiental establece que aquellos cambios que no produzcan impactos ambientales adicionales a los ya identificados y para los cuales se contemplan medidas de manejo ambiental, pueden acometerse sin modificación de la licencia ambiental. En caso contrario debe solicitarse su modificación.

En la construcción de la GAD concurrían ambas clases de cambios, es decir, los que requieren modificación de la licencia y los que no implican dicho trámite. En visita de seguimiento realizada en agosto de 2015, se presentaron a los profesionales de la ANLA las obras de la GAD. En ese momento se estableció que era más conveniente hablar de Sistema Auxiliar de Desviación (SAD) conformado por la GAD propiamente dicha y las obras externas o de superficie: ataguías, vías industriales, portales y depósitos.

Las obras subterráneas, es decir, la GAD propiamente dicha, no hacían uso de recursos naturales adicionales ni causaban impactos ambientales diferentes a los ya identificados en la licencia original. Adicionalmente, la GAD utilizaba el túnel de descarga número cuatro que ya estaba licenciado. Fue por esas razones que se consideró que las obras subterráneas no requerían de una modificación de la licencia ambiental y que podían acometerse sin dicho trámite. En ninguna de las visitas posteriores, los profesionales de la ANLA hicieron cuestionamiento legal alguno sobre los trabajos subterráneos del SAD.

Para las obras externas se solicitó, desde diciembre de 2015, la modificación de la licencia, la cual se otorgó el 30 septiembre de 2016, mediante resolución 1139. Las obras externas del SAD se iniciaron en octubre. Es importante anotar que en los informes de cumplimiento ambiental del segundo semestre de 2015 y primero de 2016, se informó a la ANLA de los avances de las actividades constructivas del túnel de descarga número 4 y de las obras subterráneas conexas del SAD.

Luis Pérez Gutiérrez fue gobernador de Antioquia entre el primero de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2019. Es decir, asume sus funciones poco después del período en el que se tomaron las decisiones relativas al SAD. Recuérdese que el departamento de Antioquia es el accionista mayoritario de la Sociedad Hidroeléctrica de Ituango dueña del proyecto. Surgen por ello las siguientes preguntas:

¿Por qué, una vez en funciones, el gobernador Luis Pérez no se informó diligentemente del estado del proyecto y de las decisiones que allí se estaban tomando?

¿Por qué, en caso de haberse informado, no ordenó la suspensión de los trabajos del SAD que hoy le parecen tan absurdos y desencaminados?

¿Por qué no señaló que el desarrollo de esos trabajos sin licencia ambiental, como hoy supone, era una violación flagrante de BOOMT?

¿Por qué no ordenó el despido de todos esos zoquetes incompetentes que habían tomado esas decisiones?

¿Por qué, como su representante en la Junta de la Sociedad Hidroituango, no defendió el interés del departamento que estaba siendo lesionado por unas decisiones malas desde la ingeniería y contrarias a la ley?

Ojalá que el doctor Luis Pérez tenga una respuesta satisfactoria a esas preguntas cuando se las formulen, no un humilde comentarista como el suscrito, sino los organismos de control. Si, como presumo, carece de esas respuestas, le aconsejo recordar que es mejor callar que locamente hablar.

LGVA

Septiembre de 2020.

jueves, 10 de septiembre de 2020

¡Viva la Policía Nacional de Colombia!

 

¡Viva la Policía Nacional de Colombia!

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

 

Desde hace años la Policía Nacional de Colombia, al igual que el Ejército, está bajo ataque de las fuerzas de izquierda y de sus activistas enquistados en los principales medios de comunicación. Cualquier incidente de mala conducta de alguno de sus integrantes es magnificado, con el claro propósito de minar su moral y su determinación para debilitar su accionar en contra de los criminales y de los milicianos de la izquierda radical que promueven disturbios y destruyen bienes públicos y privados en las principales ciudades del País.

Un procedimiento desafortunado de un par de agentes es ahora el motivo para desatar furiosos ataques organizados contra los CAI, los vehículos de la policía y los propios agentes. No tiene nada de espontánea la violenta reacción en supuesta protesta por el fallecimiento del señor Javier Ordoñez en un incidente que debe ser investigado y sus responsables castigados. La amplitud y la coordinación de los ataques indica claramente que se trata de la acción de milicias organizadas, atentas a la primera oportunidad para salir a cometer desmanes.

Es imposible creer que 49 CAI vandalizados y 17 incendiados, dos estaciones atacadas, 8 motos incineradas y 9 patrullas averiadas sean la obra de grupos de vecinos indignados. El balance humano es aterrador: cinco particulares fallecidos, 30 policías lesionados y 50 particulares heridos. Curiosamente los medios de comunicación en su mayoría no hacen otra cosa que fustigar a la Policía al tiempo que guardan silencio sobre estos desmanes y sobre la acción de sus instigadores, entre los cuales se destaca el señor Gustavo Petro.



Los políticos de izquierda claman una vez más por la “reforma estructural” de la policía. Hace algunos meses, en medio de los desmanes de los que fueron instigadores, reclamaban la disolución del ESMAD, ahora van por la policía toda.

Es hora de que los defensores de las libertades y de la economía capitalista se percaten de que estamos en presencia de una ofensiva en todos los frentes: el político, el jurídico, el de la guerrilla rural y el de la insurrección urbana. El debilitamiento moral y material de la Policía es fundamental dentro de esa estrategia.

La Policía es la guardiana de nuestra seguridad y el momento es para fortalecerla presupuestalmente para que pueda aumentar el pie de fuerza y remunerar mejor a los uniformados. Tres policías por cada mil habitantes es una cifra extremadamente baja para los desafíos de seguridad y orden público que enfrenta el País. En el proyecto de Presupuesto General de la Nación sometido a consideración del Congreso, lo asignado a la Policía escasamente representa 1% del PIB. Es absurdo pretender que una policía escasa y mal remunerada garantice el orden sin el cual no hay libertad.

LGVA

Septiembre de 2020.     

 

 

lunes, 7 de septiembre de 2020

EPM y las cosas de Luis Pérez


EPM y las cosas de Luis Pérez

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista


Experimento por el doctor Luis Pérez Gutierrez cariño y simpatía y tengo la impresión de que el sentimiento es mutuo. Nunca hemos compartido socialmente, pero nuestras visiones de la sociedad – la suya desde la política, la mía desde mi profesión de economista – se han cruzado en varias oportunidades, casi siempre de forma divergente, pero siempre con respeto y amabilidad.

Durante su alcaldía, quiso hacerse cargo, como hoy lo quiere el alcalde Quintero, del manejo directo de EPM, ocasionando daño a la reputación de la Empresa y sacrificando el prestigio de las tres excelentes personas que nombró como gerentes.

Pero hay años luz de diferencia entre la inteligencia y la experiencia de Pérez Gutierrez y las del aprendiz de gobernante que es Quintero Calle. También habrá años luz de diferencia entre el pequeño daño reputacional que algunas actuaciones del primero causaron a EPM y el inmenso daño que le están causando y que le causarán las de segundo.

Por eso me ha parecido que algunas manifestaciones recientes de Luis Pérez, a propósito de la actual crisis de EPM, desmerecen de su inteligencia, de su fino olfato político y de la idoneidad financiera del hombre de negocios que también ha sido.

Me resulta difícil creer que él mismo se crea su cuentazo sobre el “excesivo endeudamiento” de EPM, como si no supiera que las compañías crecen apalancándose en la deuda y que sin ese apalancamiento financiero EPM no sería la empresa multinacional que hoy es y que reporta ingentes recursos al Municipio de Medellín. Pretender crecer a punta de capital propio es la mejor forma de garantizar que una empresa permanezca chiquita. Nada que añadir tengo a los datos financieros que, refutándolo, se han aportado desde EPM y que cualquier puede consultar en su página web. 
       
Más recientemente, en artículo titulado “La ilusión en seguros de EPM”, publicado en La República, muestra otra vez Luis Pérez una desconcertante incomprensión de cuestiones elementales. Se duele el ex – alcalde de la insuficiente cobertura de los seguros y de las dificultades para obtener el reconocimiento del siniestro por las aseguradoras, como si esto último fuera tan simple como sacar plata de un cajero automático. Es más fácil quitarle un peso a un rico que hacerse pagar un siniestro. El proceso reconocimiento y pago de un siniestro es complicado, pero todo indicaba que en el caso de Hidroituango las cosas iban por buen camino.

Los datos que da Luis Pérez son reales, pero seguramente en el momento en que se tomaron los seguros las coberturas parecían razonables. Es absurdo pretender una cobertura por daño emergente por el costo total de una obra como Hidroituango o que la cobertura de lucro cesante fuera por cinco años o más años. Estoy convencido de que si al propio Luis Pérez un experto en seguros le hubiese presentado esa propuesta lo habría sacado de su oficina, acusándolo de querer enriquecer con primas gigantescas a las compañías aseguradoras. ¡Cuán fácil es poner banderillas a toro pasado!

Entiendo la decepción que ha debido experimentar el Gobernador Pérez cuando se presentó la contingencia de Hidroituango, con cuyos rendimientos esperaba financiar un ambicioso programa de gobierno. Entiendo también que, en su momento, como representante del accionista mayoritario, expresara fuertemente su descontento con lo ocurrido y reclamara su esclarecimiento.  

Lo que no entiendo es que ahora, con un afán desmedido de protagonismo político, esté empeñado en apoyar la decisión de instaurar una demanda que tiene muy escasa probabilidad de prosperar; pero que, además de los daños ya ocasionados, pone en riesgo la culminación del proyecto en 2022, lo que causará más lucro cesante y alejará por más años el flujo de ingresos para el Departamento de Antioquia, que defendió con ahínco su ex – gobernador.  

Sí, ¡definitivamente no entiendo las cosas de Luis Pérez!

LGVA

Septiembre de 2020.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Colombia: ¿un capitalismo sin futuro?


 Colombia: ¿un capitalismo sin futuro?


Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista


Hace ya casi 80 años, el economista austríaco Joseph Alois Schumpeter formuló la predicción según la cual, contrariamente a lo que pronosticaron Marx y sus discípulos, el capitalismo no desaparecería como resultado de sus “contradicciones internas” sino como consecuencia de su propio éxito económico. Esta profecía sombría y paradójica está contenida en su obra Capitalismo, socialismo y democracia, publicada en 1942.  Escribe Schumpeter:

“...la tesis que me esforzaré en establecer es la siguiente: los logros económicos alcanzados por el capitalismo y los que puede aún alcanzar son tales que permiten descartar la hipótesis de una ruptura del sistema bajo el peso de su fracaso económico; sin embargo, el éxito mismo del capitalismo socaba las instituciones sociales que lo protegen y crea inevitablemente las condiciones bajo las cuales no le será posible sobrevivir y designan netamente al socialismo como su heredero presuntivo”

Ese tránsito del capitalismo al socialismo no sería el resultado de una debacle económica que diera paso a una revolución violenta, sino del cambio paulatino en la mentalidad de la gente que la llevaría a una demanda creciente de beneficios, de ayudas sociales, de garantías, en fin, de una intervención cada vez más grande del gobierno en el manejo de sus vidas.

Circula en las redes sociales una frase que, si no es suya, bien podría haberla dicho ese gran defensor de la libertad y espléndido autor de aforismos que fue Ronald Reagan:

“El pueblo estadounidense nunca adoptará a sabiendas el socialismo, pero bajo el nombre de liberalismo, adoptará cada fragmento del programa socialista, hasta que un día Estados Unidos será un país socialista sin llegar a saber cómo sucedió”

En Estados Unidos “liberalismo” significa socialdemocracia que es la orientación del Partido Demócrata cada día más atenazado por la izquierda radical.  

Lo que dijo Reagan es exactamente lo que vienen ocurriendo en Colombia desde hace muchos años por la acción de todos los partidos y la prédica de economistas, intelectuales y periodistas obsesionados por alcanzar el espejismo de la “justicia social” y el fetiche de la igualdad de ingresos mediante la intervención de un gobierno que todo lo sabe, que todo lo reglamenta, que todo lo distribuye.

A lo anterior se suma el debilitamiento y pérdida de prestigio de la función empresarial. No por el agotamiento de las oportunidades de inversión, sino un desánimo generalizado de aprovecharlas por el deterioro de la confianza que suscita una fiscalidad predadora e incierta, cuando no el temor de la expropiación pura y simple por un gobierno autoritario cuya probabilidad es cada vez más grande.

La posición social de empresarios y capitalistas está profundamente debilitada. Se les ve sumisos ante el gobierno y temerosos de una opinión pública conquistada por los demagogos, presentes en todos los partidos políticos, que han conseguido desprestigiar a las grandes empresas y corporaciones, al tiempo que glorifican las supuestas virtudes de la libre de competencia de los manuales introductorios de economía.

En esto los demagogos están acompañados por contingentes de economistas que viven de los cargos públicos y los contratos con el gobierno y validan con sus “conceptos técnicos” la fiscalidad asfixiante, el asistencialismo sin freno y el control de todos los ámbitos de la vida económica para garantizar la “justica social” y la nivelación de los ingresos.

El marco institucional del capitalismo, es decir, la propiedad privada y la libre contratación, está profundamente deslegitimado por la prédica de los demagogos y los periodistas que les sirven, haciendo eco de sus ataques a los empresarios y las libertades económicas desde los mismos medios que con sus recursos o con la pauta financian los capitalistas. 

Los dirigentes de gremios de la producción lucen incapaces de defender los elementos básicos de un capitalismo funcional – propiedad privada, libre contratación, libre comercio y estado limitado – y se dedican a medrar, en actitud mendicante, por los ministerios y los pasillos del congreso buscando que las exacciones fiscales y las reglamentaciones afecten en la menor medida posible el interés estrecho de sus asociados.

Es desconcertante la miopía de empresarios y capitalistas colombianos sometidos desde hace años a un feroz ataque. Cualquiera diría que fue pensando en ellos que Schumpeter escribió estas palabras: 

“Hablan y suplican, o alquilan gente que lo haga por ellos, se acogen a cualquier oportunidad de compromiso, están siempre dispuestos a ceder, jamás presentan lucha bajo la bandera de sus propios ideales e intereses”

No hay una resistencia real contra la imposición de cargas fiscales aplastantes, ni contra una legislación laboral incompatible con la dirección de las empresas y los negocios. Todo es temor y sumisión. Una incapacidad total de defender su éxito en la creación de riqueza tal como se muestra en sus balances, que se han convertido, por obra de los demagogos, en motivo de escarnio y no de exaltación de los logros de la función empresarial.

¿Por qué les resultará tan difícil entender y hacerle entender a todo mundo que un balance robusto es la expresión de unas empresas que suplen con sus bienes y servicios las demandas de la gente y que dan empleo a esa misma gente para que compre los bienes y servicios que consume? ¿Qué las ganancias que muestran los estados de resultados no son otra cosa que la inversión en activos productivos que aumentarán la oferta de bienes y servicios finales que consumirán los trabajadores que tendrán empleo como resultado de esa inversión?   

La defensa racional y técnica del capitalismo basada en sus resultados es necesaria, pero por si sola insuficiente frente al embate de los demagogos cuya prédica exitosa se basa en la ignorancia de las masas y en la hostilidad contra el capitalismo que los intelectuales y periodistas han sabido inculcarles. Es esa hostilidad, bajo el disfraz de la “justicia social”, la que se traduce en las medidas fiscales, políticas y administrativas que minan la función empresarial, el motor del crecimiento económico y el bienestar en una sociedad libre.

Aunque basado en premisas científicas y fundado en hechos demostrables, el discurso de defensa del capitalismo liberal es un discurso eminentemente político, es decir, además de demostrativo, debe ser, sobre todo, persuasivo e inspirador. No voy a referirme a cuestiones específicas de la coyuntura colombiana, que espero abordar en otra nota. Aquí voy a detenerme en lo que considero son los elementos generales que deben inspirar a los empresarios y jóvenes que incursionan en la política. Entiendo por política la participación activa en las discusiones de la vida social, no necesariamente la participación militante en un partido. Creo que esos elementos, de los que hago un simple esbozo, los ayudarán a entender mejor las situaciones contingentes de la economía y la política y a fijar posiciones desde una sólida posición de principios.

Naturalmente, me dirijo también a quienes hacen política en los diferentes partidos y que comparten los valores de la libertad, la democracia y la economía de mercado. Así como, según Hayek, hay socialistas en todos los partidos, debemos esforzarnos para que haya también liberales de verdad en todos ellos.  

La defensa del capitalismo liberal debe hacerse, a mi modo de ver, desde cinco perspectivas: i) la comprensión científica de su fundamento, ii) su elevada moralidad, iii) su superioridad productiva frente a otras formas de producción social, en particular frente al socialismo, iv) la reivindicación de la función empresarial y v) su capacidad de reducir la pobreza y de igualar el consumo.

La comprensión científica de su fundamento. El capitalismo o, como lo denominara Adam Smith, la Gran Sociedad, no es una organización de la producción creada de forma deliberada por la inteligencia humana con el propósito de lograr un resultado previamente anticipado. El capitalismo es un Orden Espontáneo surgido de la lenta evolución a lo largo de los siglos de las cinco instituciones, tampoco inventadas o creadas de forma deliberada, en las reposa su fortaleza y vitalidad, a saber: la división del trabajo, el intercambio voluntario, la propiedad, el dinero y el cálculo económico; todas la cuales son el resultado de lo que Smith llamara la propensión humana a cambiar, a permutar, a negociar. La más reciente y completa descripción del capitalismo como un orden espontáneo evolutivo se encuentra en la obra de Hayek: Derecho, legislación y libertad. La primera es, por supuesto, La Riqueza de las Naciones de Adam Smith. Ningún liberal puede prescindir de la lectura de estas obras.

La elevada moralidad. El punto de partida es, por supuesto, el axioma de la auto-posesión, del cual arranca toda la teoría y la ética de la libertad humana. Es en virtud de la propiedad sobre sí mismo y los frutos de su trabajo intelectual o material que el hombre puede hacer ciertas cosas y oponerse a la imposición de otras: en esto y nada más y ni nada menos consiste la libertad humana. El capitalismo es a la vez resultado y condición de la extraordinaria expansión de las fronteras de la libertad humana y de su ineludible correlato la responsabilidad de las consecuencias de las acciones libremente elegidas. El ejercicio responsable de la libertad contribuye al desarrollo de lo que Deirdre McCloskey llama las virtudes burguesas como la frugalidad, el ahorro, la prudencia, la esperanza, la fe, la responsabilidad, la solidaridad e, incluso, el amor. Hay que reivindicar la elevada moralidad del capitalismo y “recuperar el respeto virtuoso por lo que hoy todos somos: burgueses, capitalistas y comerciantes”. En el libro de Murray Rothbard, Ética de la libertad, y en el de Deirdre McCloskey, Las virtudes burguesas, encontrarán los liberales abundante y poderoso pertrecho para la defensa moral de capitalismo.

La superioridad productiva. Es esta tan evidente que incluso los comunistas chinos decidieron adoptar, para superar la ominosa pobreza de su población, una modalidad de capitalismo autoritario, inspirada en las ideas de la fisiocracia francesa del siglo XVIII, que propugnaba por libertad económica y el despotismo político. El mundo está a la expectativa de cómo en China se resuelve lo que algunos teóricos, como Acemoglu y Robinson, ven como un conflicto entre instituciones económicas incluyentes con instituciones políticas excluyentes.  Por lo pronto el experimento chino está demostrando que, mientras haya crecimiento, puede haber libertad económica sin libertades políticas y civiles, lo que es dudoso es que las estas últimas puedan existir sin la primera. Lo que no admite ninguna duda es que el capitalismo nos ha hecho más ricos, más sanos, más longevos, más viajeros, más educados, más cultos y, también, más deportivos. La superioridad económica del capitalismo es tal que, salvo algunos políticos e intelectuales despistados de América Latina, son pocos los socialistas que abogan abiertamente por su abolición total; la mayoría se inclinan por ahondar las políticas socialdemócratas buscando alcanzar esa especie de colectivismo parasitario, descrito por Ayn Rand en su portentosa novela La rebelión de Atlas, donde el control de los resultados ha sustituido al control de los medios de producción. Las estadísticas del Banco Mundial, los estudios de entidades como el Instituto Cato y la Fundación Heritage, los trabajos de historiadores liberales como Niall Ferguson y de los viejos economistas como Arthur Lewis, suministran datos y conceptos para una sólida defensa del capitalismo liberal desde el punto de vista de su eficiencia. De Ferguson hay que leer su Civilización, de Lewis su inigualable Teoría del desarrollo económico, a la que no le pasan los años.

El papel central de la función empresarial. La forma como se concibe al empresario incide decisivamente en la percepción que las personas tienen de la economía capitalista. Esa concepción determina la mayor o menor simpatía – o antipatía- que se experimenta frente a ese tipo de organización económica y la forma de propiedad a ella asociada.  Las ideas que la gente tiene del empresario y de su rol en el proceso económico están determinadas por el tratamiento analítico dado a esa figura en las dos grandes tradiciones del pensamiento económico: la clásica y la neo-clásica. Estas tradiciones son las que más han permeado la conciencia colectiva y llevan a que la gente vea al empresario como explotador o como rentista. A ellas hay que oponerles la visión del empresario como creador de riqueza y como descubridor de nuevas oportunidades de consumo propia de la tradición austríaca. Hay que reivindicar la idea de Mises de que empresarios somos todos porque todos somos calculadores económicos, la visión de Israel Kirzner del empresario como descubridor de oportunidades de beneficio en los desajustes del sistema de precios y la visión de Schumpeter del empresario como innovador que lanza nuevos bienes de consumo o nuevas formas de producir los existentes. Esta tradición, que comienza en Cantillon, aporta una visión de empresario mucho más rica y completa, que, además de tener importantes implicaciones analíticas, lleva a una valoración moral de la economía capitalista más acertada y mucho más favorable que la derivada de las tradiciones clásica y neo-clásica.

El capitalismo como eliminador de la pobreza y la desigualdad.  Los liberales no pueden hacer caso omiso del fuerte calado de la ideología de la desigualdad del ingreso monetario en la conciencia de la mayoría de las personas.  No basta con argumentar que la desigualdad es inevitable y que lo que debe preocupar es la pobreza. Hay algo en la naturaleza humana que nos hace pensar no solo en nuestra situación económica en ella misma o relativa a la que teníamos en un momento del pasado o la de nuestros antepasados sino en esa situación relativa a la de los demás. Por eso necesario tener siempre en mente que objeto de la producción es el consumo y que en esa sencilla afirmación reposa la defensa liberal del sistema capitalista, cuya esencia es la ampliación y diversificación de las oportunidades de consumo poniéndolas al alcance de todo mundo mediante el abaratamiento de los precios en el proceso de competencia. Hay que hacerle entender a la gente que no importa lo que los ricos ganan sino lo que hacen con lo que ganan y que el destino de su ingreso no es otro que la ampliación de las capacidades de producción de la sociedad, que se traducen en más bienes y servicios para todo mundo. A los coeficientes de Gini que miden la concentración del ingreso, hay que oponerles los indicadores de reducción de la pobreza y los coeficientes Gini de consumo, los que verdaderamente importan. 

LGVA

Septiembre de 2020.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Otra vez Vargas Lleras desinforma sobre EPM


Otra vez Vargas Lleras desinforma sobre EPM

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Decía Platón que la ignorancia no es un vacío sino una llenura. Llenura de prejuicios interesados, de frasecitas cogidas al vuelo en cualquier corrillo, de daticos aislados que se sueltan al albur para impresionar calentanos. Esa llenura es indigestión, indigestión mental.

Agradecido por el nombramiento de dos de sus amigos en la Junta de EPM, con su característica ausencia de pudor intelectual, vuelve Vargas Lleras a hacer gala de su llenura, hablándonos esta vez de Hidroituango y de las decisiones que, según insinúa, son antecedentes dolosos de la contingencia de 2018.

En su artículo de agradecimiento, publicado en El Tiempo el 30 de agosto, dándose aires de conocedor, se viene Vargas Lleras, en tono mayestático que puede impresionar a lectores escasamente informados, con una serie de preguntas que son casi acusaciones. Es por esos lectores que voy a contestar esas preguntas de la forma más sencilla posible. No espero persuadir a Vargas Lleras, a quien solo le interesan sus objetivos políticos y no la verdad de los hechos.   

La construcción de una hidroeléctrica es un trabajo complejo y más complejo mientras mayor es su tamaño. En ella intervienen todas las ingenierías además de muchas disciplinas altamente especializadas como la geología, la hidráulica, la botánica, la zoología y otras más. En el proceso constructivo son muchas las cosas que pueden fallar y muchos también los cambios en los diseños técnicos y las especificaciones ambientales que deben hacerse sobre la marcha, cuando en el terreno se enfrentan las dificultades, especialmente geológicas, que ni los más detallados estudios previos pueden identificar en su totalidad.

Pregunta Vargas Lleras:

¿Por qué la junta directiva aprobó la contratación millonaria de un tercer túnel de desvío, cuyo colapso originó la problemática actual y asumiendo un riego inaceptable de acuerdo con los informes y recomendaciones técnicas?

¿Por qué los primeros túneles se hicieron sin compuertas?

¿Quién, además, tomó la decisión de taponar los dos túneles originales?

Estas preguntas las respondo con la ayuda del esquema que se presenta a continuación.

En un proyecto hidroeléctrico, para poder construir la presa es necesario desviar el río durante el tiempo que dura ese trabajo. Esto se hace en por medio de túneles que desvían el caudal y que en el caso de Hidroituango era de dimensiones gigantescas. En la gráfica son los túneles derecho e izquierdo. El caudal es devuelto al cauce aguas abajo del sitio de la presa. Una vez concluida la construcción de esta, los túneles se cierran mediante compuertas instaladas en sus portales de entrada y empieza el llenado del embalse. En la gráfica las compuestas debían instalarse en el área achurada en color verde.



Las compuertas de las que se está hablando son estructuras metálicas de más de 280 toneladas cada una. El sitio donde debían instalarse presentaba enormes dificultades geológicas. Además de exigir costosos tratamientos en el terreno, su instalación demoraba mucho más de lo programado, retrasando el llenado de la presa y con ello la entrada del proyecto en operación comercial, lo que estaba previsto para diciembre de 2018.

Lo que se está contando ocurre en 2013. No la Junta Directiva, sino el equipo técnico – compuesto por geólogos, ingenieros civiles, especialistas ambientales, doctores en hidráulica, etc. -  que analizó la situación enfrentaba dos opciones: insistir en la instalación de las compuertas, aceptando los sobre costos constructivos y los asociados al atraso de la entrada en operación comercial de proyecto, o buscar una alternativa que permitiera cumplir con los plazos del cronograma. Esa alternativa fue el tercer túnel denominado Galería Auxiliar de Desviación (GAD).

Además de los mayores costos constructivos, la alternativa de instalar las compuertas a los dos túneles originales, al retrasar el proyecto dos años, ocasionaba los siguientes costos: sanción de la CREG por incumplimiento de la fecha de entrada, pérdida de los ingresos por cargo de confiabilidad por 20 años y pérdida de dos años de ingresos por la energía dejada de producir. Con la GAD se evitaban esos costos.

Cuando desde el punto de vista de la ingeniería hay dos opciones igualmente factibles se opta por la de mínimo costo y esa era la GAD. Da escalofrío pensar que Vargas Lleras que estuvo a cargo de tantas obras públicas ignore esta consideración tan elemental.

Los túneles de desviación iniciales se construyeron pues sin compuertas y funcionaron perfectamente durante tres o cuatro años mientras se construía la presa. Como no había compuertas los túneles tenían que ser taponados con gigantescas estructuras de concreto para poder proceder al llenado del embalse. En su inmensa sabiduría, quizás Vargas Lleras sepa cómo se tapona con concreto un túnel lleno de agua. Debería revelar ese descubrimiento que revolucionaría la ingeniería mundial. El caso es que para poder taponarlos había que tenerlos libres de agua lo que hacía necesario desviar el río por otro lado mientras se hacía ese trabajo: esa era la función de la GAD, que no se hizo para darle más plata a los contratistas como pérfidamente insinúa Vargas Lleras. 

La GAD, evidentemente, está localizada aguas arriba de los túneles originales de desviación, como se muestra en la gráfica. La GAD empata, para ser menos costosa, con uno de los túneles de descarga. Los túneles de descarga son cuatro, uno por cada dos de las ocho unidades de generación, y por ellos se evacúa al río el agua turbinada. Esa obra tiene más túneles que un queso gruyere y todos han funcionado perfectamente.

Lo del gruyere un punto muy importante. Las objeciones técnicas que se hicieron a la GAD no tenían que ver con la construcción del túnel mismo, pues ya se habían hecho muchos en ese macizo y todos funcionaron. La inquietud que planteó el BOARD de expertos fue de tipo hidráulico. Se dudaba de que la ataguía que debía desviar el río para hacerlo entrar en la GAD no resistiera la fuerza del caudal que por estar en un punto más alto era mayor que en el sitio donde estaban los túneles iniciales.  Una ataguía es simplemente un amontonamiento de rocas que se arrojan al río para desviarlo y hacerlo entrar en el túnel.   

El BOARD de expertos estaba compuesto por cuatro especialistas de primera línea a nivel mundial en ingeniería ambiental, presas, hidráulica y geología. Sin el aval de BOARD, la GAD no podía construirse. Entonces ¿qué hicieron? ¿tiraron al cara y sello? ¿les dijeron a los señores de la Junta Directiva, decidan ustedes porque nosotros no sabemos qué hacer? Pues no, se fueron para una universidad de Curitiba para que hiciera la modelación hidráulica del problema que tenían entre manos.

Curitiba queda en Brasil. Y ¿por qué Brasil? Porque resulta que Brasil es una de las grandes potencias de generación hidráulica en el mundo donde hay centrales al lado de las cuales Hidroituango parece una Pequeña Central Hidroeléctrica. Allá están Itaipú de 14.000 MW; Tucuruí de 8.370, Paulo Alfonso de 4.280 y San Antonio de 3.580, entre otras. Está en construcción Belo Monte de 11.000 MW. Es bueno decir de paso que la empresa Camargo Correa, miembro del consorcio constructor, acredita experiencia como constructor de esas grandes centrales y de muchas otras en diversos países. Es por ello que eventualmente gana licitaciones y que construye exitosos proyectos como Porce III.  No están en Hidroituango ni estuvieron en Porce III por corruptos, como insinúa Vargas Lleras. 

Quizás no sea ocioso recordar en este punto que las empresas que conforman el Consorcio CCC Ituango - las colombianas Conconcreto y ConinsaRamónH y la brasilera  Camargo Correa- en estrecha colaboración con la gente de EPM, fueron las que durante largos y angustiosos meses se la jugaron toda para impedir el colapso de la presa, evitando con ello una tragedia de inmensas proporciones. ¡Gratitud eterna a los trabajadores, técnicos, ingenieros y directivos que libraron esa épica batalla!. 

El caso es que el modelo de Curitiba arrojó que la GAD era viable, es decir, que la ataguía no se iba a derrumbar por empuje de las aguas. Las cosas efectivamente funcionaron, el río se desvió por la GAD y los túneles originales de desviación pudieron ser taponados. 

Pregunta Vargas Lleras:

¿Por qué el gobierno corporativo permitió que se iniciaran las obras de túnel sin licencia ambiental?

¿Por qué la junta de notables permitió que se le ocultara a la Anla que habían cambiado los planes originales y que el plan B que estaban adelantando suponía nuevos y muy críticos riesgos ambientales y para las comunidades aguas abajo del río, como quedó luego demostrado?

En el proceso de construcción de un hidroeléctrica se presentan cambios que pueden dar lugar o no a una modificación de la licencia ambiental. El proceso administrativo de modificación de una licencia puede ser tomar mucho tiempo, razón por la cual la normativa vigente permite la realización de trabajos – obras adicionales o cambios en algunas - que no requieren modificación de la licencia. Una obra adicional que no produzca impactos adicionales a los identificados en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y cuyo manejo está previsto en la Plan de Manejo Ambiental (PMA) no requiere modificación de la licencia.

La GAD tenía dos componentes. La construcción del túnel propiamente dicho, obra subterránea, y de las obras externas, entre ellas la ataguía para desviar el cauce. La GAD era un túnel más cuyo manejo ambiental estaba previsto en el PMA como todos los otros túneles que habían de construirse. El material de excavación no requería siquiera de una zona de depósito pues, como el de los otros túneles, se utilizaría en el levantamiento de la presa. Por eso la parte interna de la GAD, el túnel propiamente dicho, podía hacerse sin modificación de la licencia. Para las obras externas se pidió y se obtuvo de la Agencia Nacional de Licenciamiento Ambiental (ANLA) la modificación requerida y se iniciaron las obras externas.

La ANLA y también CORANTIOQUIA realizaron fruentes visitas al proyecto durante la construcción para verificar el cumplimiento del PMA. ¿En qué cabeza puede caber que se les pudiera ocultar a los técnicos de esas entidades que se estaba construyendo un túnel por el cuál cabe una tractomula de 60 toneladas? Evidentemente la autoridad ambiental supo de la construcción de la GAD en el curso de esas visitas. Es una tontería hablar de que a la ANLA se le ocultó la GAD.

He dado respuesta a las únicas preguntas que vale la pena responder y con ello queda puesta en evidencia la descomunal ignorancia de Vargas Lleras y la naturaleza interesada y tendenciosa de sus alegatos. Las otras preguntas de su escrito son pura insidia. Uno esperaría mayor idoneidad en un señor que ha sido ministro de todo y que aspira a ser presidente.

Coletilla 1: El ex – alcalde Omar Flórez Vélez parece creer que entre sus funciones en la Junta está la de censor. Con el propósito de silenciarnos, nos ha enviado a varias personas que disentimos del manejo actual de EPM copia del artículo del código penal que habla de pánico económico. También debería enviarlo a su jefe Vargas Lleras. Por mi parte, reto al señor Flórez a que pruebe la falsedad de mis afirmaciones sobre los hechos en cualquiera de mis artículos y a que controvierta mis opiniones fundadas en esos hechos.  

Coletilla 2: Un periodista de apellido Zuleta Lleras, en columna publicada también el 30 de agosto en El Espectador, ensaya competir en ignorancia e insidia con su lejano primo Vargas Lleras, y en verdad le gana de lejos. No aporta dato alguno, lo suyo es el chismorreó – “me dicen”, “después de haber hablado con fuentes muy serias”- y la bajeza, pues llega comparar con el pedófilo Garavito a las personas y entidades que se han agrupado en la veeduría “Todos por Medellín”. Los ilustres abuelos de este par de señores deben estar revolcándose en sus tumbas al ver cuán bajo ha caído su descendencia.



LGVA

Septiembre de 2020.