La fantasía de Petro que puede arruinar a Colombia
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Una de las propuestas de Gustavo Petro que
probablemente atrajo el voto de muchos jóvenes de gran corazón y flaco magín
fue convertir a Colombia en “líder en la lucha contra el cambio climático”,
según reza en su programa. En el discurso de la victoria reiteró esa intención:
"Queremos
que Colombia se coloque al frente en el mundo de la lucha contra el cambio
climático".
En 2021, el PIB mundial fue de
ochenta y siete billones de dólares (87.000.000.000.000) y las emisiones de CO2
fueron treinta y seis mil trescientos millones de toneladas (36.300.000.000). En
el mismo año, el PIB de Colombia fue de doscientos setenta mil millones de
dólares (270.000.000) y las emisiones de CO2 de ochenta millones de toneladas
(80.000.000). Es decir, el PIB colombiano es el 0,31% del mundial y las
emisiones de su producción el 0,23% de las emisiones mundiales.
Con esas cifras, decir que
Colombia debe liderar – ir a la cabeza en su significado literal – la lucha
contra el calentamiento global, parece un chiste y, sin embargo, no lo es para
Gustavo Petro quien, con espíritu de mesiánico iluminado, está empecinado en
hacerlo. La economía colombiana podría desaparecer mañana y su ausencia prácticamente
no se notaría en el PIB mundial y su efecto sobre el calentamiento global sería
menos que insignificante. Lo grave es que el Mesías Climático dispone de los
medios para intentar realizar su fantasía, arruinando de paso la economía
colombiana.
La licencia ambiental es el
activo más importante de cualquier productor en el sector minero-energético. A
diferencia de la concesión, la licencia ambiental no es un contrato entre el
gobierno y una persona privada, sino un acto unilateral del primero que puede
ser suspendido en cualquier momento. La entidad que otorga las grandes
licencias es la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA),
la cual depende directamente de la Presidencia de la República.
Además del fracking, Petro
detesta la exploración petrolera, la explotación de yacimientos de gas costa
afuera, la minería a cielo abierto, la minería de metales, etc. La ANLA puede
negarse, como seguramente lo hará, a otorgar nuevas licencias y puede, también,
suspender unilateralmente las existentes. El 8 de agosto, por ejemplo, la ANLA puede
suspender las licencias ambientales de los pilotos de fracking que adelanta
Ecopetrol en Puerto Wilches.
Las reservas probadas de petróleo
en Colombia son de 2.039 millones de barriles y las de gas natural de 3.164 giga-pies
cúbicos, lo cual arroja una relación reservas producción 7,6 y 8 años, respectivamente.
Sin exploración, pronto esas reservas declinarán, se hará sentir la escasez y
será necesario importar cantidades crecientes de hidrocarburos.
¿De dónde importar? Nada más
ni nada menos que de Venezuela, ha propuesto el presidente electo. De la
confiable Venezuela. La ruina y la dependencia energética del País.
LGVA
Junio de 2022.